miércoles, 2 de diciembre de 2015

Criadas y señoras

Tras casi 3 semanas trabajando en el hospital he podido entrar en contacto con muchas personas, como el personal sanitario, y más importante, con los enfermos y sus familias.
A ellos les enseñas muchas cosas, pero de ellos también se aprende, y no poco precisamente. Lo que más aprendes es a valorar la salud. Porque siempre pensamos que somos imbatibles, y cualquier día puede tocarnos a nosotros.


Sin embargo, al ser unas prácticas tengo que aprender, sobre todo de enfermería. Es por eso que con quien más contacto he tenido es con ellos, los enfermeros.
Me he infiltrado en su hábitat natural, y tratando de pasar inadvertido la mayor parte del tiempo (no por librarme de trabajo malpensados) he llegado a conocer muchos aspectos y detalles sobre cada uno de ellos.
Cada persona es un mundo, pero cada enfermero es un brazo (tuerto) de una galaxia. Porque una persona normal tiene sus más y sus menos. Pero un enfermero vive en un ambiente no apto para seres vivos normales. El estrés, la tristeza del lugar y el cansancio van haciéndose notar en la experiencia de estos valientes y tras muchos años al servicio de la comunidad empiezan a sufrir numerosos efectos secundarios.

Lo que quiero decir es básicamente que si os gustó la entrada sobre los tipos de familiares (http://cronicasdeenfermeras.blogspot.com.es/2015/11/love-actually.html), espero que disfrutéis leyendo esta aproximación desde el punto de vista que me ha tocado a los tipos de enfermeros:
  • Profesora: es la profesora asociada de la unidad, que se encarga de dirigir y evaluar a los alumnos en prácticas durante su primer mes y medio de experiencia hospitalaria. Pero nunca está. Nunca. Te la han presentado un día en el que los astros se alinearon y apareció en tu turno, pero eso no ha vuelto a pasar. Apenas te acuerdas de ella, es solo una imagen borrosa en tu mente, pero una imagen borrosa que te va a poner la nota sin saber lo que has hecho y sin conocerte. Y tú te mueres de miedo.
  • Supervisora: es la supervisora de la unidad en la que trabajas o haces prácticas. Si aparece es que hay malas noticias, porque cuando todo va bien probablemente no aparezca. Y los problemas suponen más estrés y mala leche para todos los que te mandan a ti. Así que mal. Además de vez en cuando te recuerda que hay que gastar menos batas con las decenas de pacientes aislados que tienes. A jugarse la vida.
Cuanta sangre ji ji ji
  • Cachonda: esta enfermera se lo toma todo a broma. Todo. Y eso está bien, ¿no? Es menos agobiante y ayuda bastante. Pero cuando tú le estás haciendo una sangría a un paciente y ella se ríe no sabes si es que tú eres un inútil, si a ella le da igual que se te muera o si tu supuesta metida de pata es normal. Y al final se te contagia ese "buen-rollismo" y tú también te lo empiezas a tomar todo a coña. A veces demasiado.
  • Lista: es la enfermera lista. La que sabe. Pero que no solo se sabe los cientos de nombres que le dan a cada medicamento (¿Por qué?¿No nos llega con un maldito nombre sin sentido?), además sabe su función, vía de administración, compatibilidad con otros medicamentos, sabor... Es de suponer que es la "una entre un millón" que se volvió a leer los apuntes del primer año de carrera después de acabarla. El problema es que a veces te hace sentir un poco idiota. Pero tú eres feliz sabiendo que con ella cerca todo está solucionado.
No hagas ahora lo que puedes dejar para el turno siguiente.
  • Relajada: es la enfermera que vive en un sospechoso estado de relax crónico. Te planteas seriamente si consume algún tipo de droga (de ser cierto que la comparta, que parece que funciona bien). Si hay que hacer algo no pasa nada, puede hacerse luego, o no hacerse. Lo importante es ser feliz, así que tú copias su relajación. Sigue una filosofía de vida interesante, pero como filosofía de trabajo es más bien mala. Porque a primera hora te parece la mejor enfermera del mundo pero luego allí estás tú mirando el reloj desesperado a una hora de que se acabe tu turno y con todo todavía por hacer.
  • Frenética: la enfermera física y psicológicamente opuesta a la relajada. Cuando te toque con ella más te vale haber calentado antes del turno o llevar un Aquarius de bolsillo, porque lo vas a necesitar antes siquiera de haber pasado los controles de primera hora. La realidad es que no te toca con ella, te toca con su sombra. No persigues a la enfermera, persigues al rastro de polvo que dejó detrás cuando salió disparada hace 10 minutos. A veces vislumbras destellos de esta enfermera pero para cuando la alcanzas ya pasó a la siguiente habitación. Te hace sentir un poco solo. Y además lento. El problema es que aunque acabes tu trabajo se inventa nuevo trabajo para no parar. Seguramente el mundo iría mejor con más trabajadores como ella, pero tú te quedas con agujetas para toda la semana.
  • Desaparecida: se parece ligeramente a la enfermera frenética en el sentido de que aunque te haya tocado con ella probablemente pases más de la mitad del turno solo. Sin embargo no persigues su sombra, porque ni siquiera hay sombra. Se le ve de vez en cuando cruzar el pasillo entre dos puertas pero al segundo desaparece por periodos de tiempo sospechosamente largos. Aunque la sigas, ya no está. Se ha planteado la existencia de una sala de descanso secreta a donde va a tirarse en el sofá. Básicamente lo que hacemos nosotros pero en secreto.
  • Temporal: es la enfermera que está cubriendo alguna plaza por baja o similares, pero por alguna extraña razón va cambiando cada día. Con lo cual existe un componente de emoción sobre como será la que venga. Lo interesante es que no tiene ni idea de como funciona la unidad, con lo cual te compadeces de ella por recordarte a ti en tu primer día. Al principio te pide ayuda a ti para saber como trabajaban los últimos días y que hacían. Lo bueno es que en cuanto se estabiliza te empieza a explicar todo lo que hace, más que nada por asegurarse de que ella también sabe lo que hay que hacer. Suelen caerte bien así que te da pena que solo duren un día.
  • Presidenta: nada (y a la vez todo) que ver con el cargo del mismo nombre. Tiene una habilidad sobrehumana para delegar responsabilidades y tareas en cualquier otra persona. Está claro que esa otra persona vas a ser tú, justo cuando llega el medio día y te mueres por irte a tu casa. Y las tareas que te manda suelen ser aburridas o algo que vayas a hacer mal. Supone un problema, así que mejor pedir elecciones anticipadas y que te toque otra.
  • Borde: es un caso muy curioso de enfermera. Ella vive totalmente al margen de la idea de explicar a los alumnos de prácticas. Que te toque con ella es como que te toque con un bastoncillo. Tendrás suerte si te da los buenos días, eso significa que al menos reconoce tu existencia (pero no la valora). Va a pasar olímpica y paralímpicamente de ti, y cuando te des cuenta ya habrá hecho todas las cosas interesantes mientras tú marcabas la fecha de unos apósitos. Y no te va a avisar, así que si quieres ver algo espabila. Lo bueno es que si buscas tener un día relajado te viene bien porque ya lo va a hacer todo ella.
Hay muchos tipos de enfermeras, cada cual más extraña, pero divertida (casi siempre).
A pesar de todo comparten el deber de cuidar a los pacientes en sus peores momentos y mantenerlos lo más cómodos posibles durante su estancia. Bueno, también están todas muy un poco quemadas.