miércoles, 16 de diciembre de 2015

Comienza la cuenta atrás

Llevo unos días más agotadores últimamente, que me sorprende siquiera que sea capaz de atinar pinchando. 

Último miércoles de estas prácticas y nada más llegar vemos mi compañera y yo que en el carro de paradas estaba el desfibrilador (o sea, que lo habían tenido que utilizar) y ya nos ves a ambas: 

Whaaaaaat, aquí ha pasado algo y nos lo hemos perdido :(

Y efectivamente, nada más entrar en el control nos contó un enfermero que hubo que realizar hasta una traqueotomía y que el paciente recién había bajado a UCI. Fue una pena no haber llegado antes y haberlo presenciado, porque también son cosas que hay que aprender, pero nunca sabes cuándo van a pasar.


Tomé todas mis tensiones y temperaturas y más incluso, después saqué toda la medicación y la dejé toda lista. Al acabar fui a ver cómo se hacían unas curas y a pinchar una analítica (que realmente la hizo la enfermera, porque el señor seguía durmiendo mientras se la hacíamos, yo sujetándole la mano para que no la moviese... trabajo en equipo). Al acabar, bajamos a la cafetería, pues ya era hora de nuestro descanso. Al volver, como siempre, repartimos toda la medicación y después hice las glucemias. Hubo que ponerle una vía nueva al señor que justo ingresó hoy, ya que la que tenía le estaba provocando flebitis, la cual consiste en la inflamación de las venas y suele ir acompañada de formación de coágulos de sangre en su interior. 

Luego fui sacando los sueros que se habían acabado, y me encuentro con una paciente (con la cual tenía un muy buen trato y siempre estaba ella toda sonriente) que estaba vestida ya de calle. Le pregunté si se iba ya, y me dijo que en cuanto le quitasen "esto" (refiriéndose a la vía). "Ya te lo vendré a quitar luego, que yo hasta que me den órdenes no hago nada", dije. Se rió y me fui. Al llegar al control la enfermera justo me mandó ir a quitársela y allí fui. "Ahora sí que me dieron órdenes". Quizá lo más doloroso de una vía no sea ponerla, sino quitarla, y con quitarla me refiero a despegarla. Todos los pacientes me ponen una cara de dolor... y la verdad es que te queda una bonita depilación. 
-"Está bien pegado", me dijo.
-"Es para que no se escape... la vía, no usted, eh", le contesté.
La señora soltó una carcajada, tal vez porque le hizo gracia, tal vez porque ya se iba a ir del hospital y eso siempre contenta a uno. Pero lo realmente humano fue cuando me dijo "ven aquí que te voy a dar un abrazo". Y me acerqué y me lo dio, con beso incluido, pero de estos abrazos que sabes que son de agradecimiento. A otros les llevan regalos, y a mi me regalan abrazos. La verdad es que no puedo pedir más. 

Tras eso, realicé la segunda toma de hemocultivos a una de mis pacientes (todo un éxito, o la suerte del principiante tal vez). Y ya cuando volví al control toda satisfecha, me dijo la super: "Esther, ¿tienes algo importante que hacer por ahí?". Pues no, no tenía más que hacer, así que me mandó ir de camarera por todo el pasillo preguntando el menú que preferían los pacientes para mañana. Es trabajo que suelen hacer las auxiliares, pero allí todos nos ayudamos y así adelantamos tareas. Aparte que tampoco fue tan aburrido como suena. Muchos eran indecisos, otros cambiaban de opinión porque el acompañante le sugería como mejor plato el otro... Aún me reí en ocasiones cuando cambiaban al otro plato. O del "listillo" que me dijo que quería las dos opciones.