domingo, 22 de noviembre de 2015

Llegó el ecuador de MI 1ª semana.

Buenas de nuevo pequeños enfermeros o no enfermeros. Hoy me veo generosa y os voy a dar el mejor consejo que os podría dar alguien: si tienes que levantarte a las 6 para ir a "trabajar" lo ideal es irse a dormir a las 23h como muy tarde. Ha sido pues el mejor día de todos. Sí, solo llevo tres, no era muy difícil superarlo, pero el hecho de haber vencido al sueño ha sido un plus genial.

Esta mañana, al igual que ayer, nada más llegar fui por mis pacientes (los de mi enfermera realmente) uno a uno tomándole la tensión y la temperatura. Tras acabar esta tarea que, aún pareciendo sencilla, lleva su tiempo, nos dispusimos al igual que ayer a ir colocando la medicación de cada paciente en el carro, pero con una diferencia: lo hice yo sola. Obviamente iba preguntando por la medicación que faltaba o alguna pequeña duda que tenía, pero el hecho de haberme dado esa libertad y fiabilidad hacia mi persona me hizo sentir realmente bien, parece una tontería, pero darme esa responsabilidad fue la primera alegría del día. Después de eso, tocó nuestro merecido descanso y, al volver arriba, guantes y a repartir la medicación. Me hizo gracia un paciente que mientras le recambiaba el suero con su respectiva medicación diluida, realizó un gesto con la mirada como indicándome que me acercase a él. Ya tenía, por así decirlo, trato con él y durante estos tres días había sido ya muy amable y chistoso conmigo ya que soy muy joven y aparte que nuestro vestuario nos delata (a los de prácticas). Mientras que mi enfermera estaba en la cama de al lado administrando el medicamento a otro paciente, me acerqué a él y me dijo por lo bajito y con cara de preocupado como si de mi abuelo se tratase: "¿y a vosotros no os pagan nada?". Me reí, aunque por dentro quería llorar. "Nada, no nos pagan nada, ni el café". Realmente el señor sintió pena por mí, seguro que si en ese instante hubiese tenido unos centimillos sueltos me los hubiese dado y yo lo sé. Al acabar esta tarea y mirarle a unos cuantos el nivel de glucosa en sangre, vi cómo se colocaba una sonda nasogástrica, al fin, en una persona de verdad y no en aquel maniquí de la facultad de Enfermería, así como saber verificar que la sonda hubiese llegado al estómago, ¿cómo se hace? Es bastante sencillo, más de lo que me parecía con el maniquí, cosa rara. Una vez medida la sonda e introducida hasta el supuesto estómago, lo que haremos para comprobar que allí se encuentre realmente es coger aire con una jeringuilla de 20cc y, tras haber colocado el fonendo a la altura de la apófisis xifoides y un poco hacia la derecha nuestra, administrarlo de forma rápida y segura por la sonda. En ese momento se escucha un rápido bolo de aire (es bastante característico y no tendréis problema en diferenciarlo). Y así, poco a poco, voy aprendiendo cosas nuevas, como también viviendo experiencias inolvidables.