De todos es sabido que la función del aparato locomotor es permitir que nuestro cuerpo pueda moverse. Se compone de huesos, músculos, articulaciones, tendones y ligamentos (podemos mencionar también al cartílago) y, cuando alguno de estos componentes falla se produce dolor y, generalmente, una limitación del movimiento que puede ser más o menos grave dependiendo de la afectación.
Algunos de estos problemas que afectan al aparato locomotor son:
Contusiones: Se producen cuando una parte del cuerpo es golpeada o comprimida pero no se llega a producir herida abierta.
Fracturas: Lesiones de los huesos, que abarcan desde una pequeña fisura hasta una rotura completa.
Condromalacia: Consiste en el desgaste del cartílago articular. La más sonada es la rotular, la cual afecta a la rodilla.
Desgarros musculares: Lesión del tejido muscular producido por la rotura de las fibras que lo componen. En cuanto se producen hay que aplicar hielo de inmediato, luego debemos comprimir la zona y elevarla, mientras se guarda reposo en todo el proceso de curación.
Esguinces: Se trata del alargamiento o de la rotura de los ligamentos que sujetan la articulación (lo más común es que sea el tobillo aunque también los podremos encontrar de muñeca o cervical). Existen 3 grados que se clasifican desde el simple alargamiento hasta la rotura completa.
Tendinitis: Se llama así a la inflamación de la vaina o cobertura del tendón, haciendo que se pegue al tendón. Produce tumefacción, dolor y limitaciones del movimiento.
Tendinosis: Degeneración de los tendones, que se hacen más gruesos y menos elásticos, siendo así más propensos a sufrir roturas.