martes, 22 de diciembre de 2015

Un voto de confianza

Y mi última entrada (sí, última, que todo lo bueno se acaba, y en este caso no iba a ser menos) va dedicada a esas enfermeras que nos aguantan, que nos enseñan y a las que a veces hacemos perder un tiempo muy valioso.

Es verdad que todos somos diferentes, así que no habrá dos enfermeras iguales; y que todo el mundo tiene un mal día, pero lo que me gustaría decir y de lo que me di cuenta en mi experiencia hospitalaria es que tu actitud ante las prácticas, y el futuro mundo profesional que conlleva, depende mucho de tu enfermera responsable.

Estamos en prácticas, lo que significa que no somos unos expertos en la materia, por lo que habrá muchas cosas, por no decir prácticamente todas (que por lo menos un termómetro sabemos poner) que no sepamos hacer. Aún hay algo peor que eso, que no es peor, pero sí más difícil de entender para algunas enfermeras, no nos saldrá perfecto ni a la primera, ni a la segunda, ni incluso en la tercera, aunque el refrán nos intente engañar diciendo que "a la tercera va la vencida".

Esta profesión se aprende sobre todo practicando, porque no sirve de nada saber que la insulina es secretada por las células beta de los islotes de Langerhans del páncreas, si luego nunca tuviste delante un bolígrafo de insulina y no sabes ni dónde ni cómo utilizarlo. Es verdad que hay teoría y conceptos que saber y tener muy en cuenta también, eso es innegable, pero el mayor peso de la enfermería recae en la práctica.

Así que lo que quiero pedir, es un poco de consideración, que vosotras ya pasasteis por nuestro lugar y sabéis lo que es (aunque a algunas no os acuerde, o no os quiera acordar).

También es verdad que la mayoría son encantadoras, amables y atentas, y que yo siempre tuve enfermeras de esas. Que es muy raro encontrarse a disgusto, pero ese "raro" puede tocarle a alguien el primer día y desanimarlo por completo.

Y bueno, como no es un testamento (aunque lo parezca), tengo que ir acabando, así que, futuras enfermeras, aprovechad las prácticas todo lo que podáis, porque cuando se terminan se echan de menos y te arrepientes de no preguntar algo o no pedir hacer eso otro que hacía la enfermera (porque muchas veces se trata más de preguntar si puedes, que de esperar a que te dejen). La parte buena es que al fin podremos dormir sin tener que madrugar.


Un placer escribir experiencias, anécdotas y alguna que otra cosa más de información.