lunes, 21 de diciembre de 2015

De aguja a aguja

En nuestro día a día en el hospital hacemos muchas cosas (quizá demasiadas), aunque lo más común y en lo primero que la gente piensa cuando hablamos de hacer prácticas en el hospital es en pinchar.
Pinchamos.
Pinchamos mucho.
Pinchamos de todo en todo lo que se mueva. A pacientes. Entre nosotros. A nosotros mismos...



Cuando vemos algo punzante solo pensamos en pincharlo en algún incauto.
La satisfacción que nos produce pinchar a pacientes es tal que a veces hasta les pinchamos varias veces, solo por disfrutar del subidón del pinchazo.
Y si además el paciente muestra signos de dolor se nos sube la adrenalina y removemos la aguja, que eso ya es lo máximo.
Bueno, a lo mejor estoy exagerando.

El caso es que las agujas forman parte del día a día del hospital, o al menos en la unidad de cuidados paliativos, que te pasas las horas pinchando, cambiando vías y volviendo a pinchar (no siempre intencionadamente...).

Pero uno de los pinchazos menos comunes y que a mí me produce más satisfacción (soy así de raro) es la paracentesis.

La paracentesis es una técnica de punción percutánea que se realiza en el abdomen y que tiene como objetivo la evacuación de líquido que se encuentra en la cavidad peritoneal. Puede ser diagnóstica si se busca analizar el líquido o evacuadora si la finalidad es vaciar el contenido para comodidad del paciente.
La paracentesis evacuadora se lleva a cabo en pacientes que tienen ascitis, como ocurre con la que realizamos en la unidad.

La ascitis es la acumulación de líquido en el espacio que existe entre los órganos de la cavidad abdominal y el revestimiento de la propia cavidad. Está causada por la presencia de hipertensión en los vasos sanguíneos hepáticos y por falta de la proteína albúmina, y suelen tener su origen en enfermedades hepáticas o en el consumo reiterado y en gran cantidad de alcohol.


Así, cada cierto tiempo se lleva a cabo la paracentesis en estos pacientes para mejorar su confort.



Con el paciente tumbado hacia arriba se marca la zona de punción y se pincha con una aguja de punción subcutánea. Puede darse el caso de que se anestesie para que no duela, pero ocurre que en muchos casos la propia anestesia duele más que el pinchazo en sí.

La aguja se posiciona perpendicular a la pared abdominal y se punciona la cavidad. Tras comprobar que efectivamente sale líquido ascítico se fija la aguja y se conecta a un tubo que termina en una bolsa dónde se irá recolectando el líquido.

Lo mejor es ver como se va vaciando la cavidad a medida que el líquido va pasando a la bolsa. Tienes esa misma sensación que tienen las madres cuando dejan todo limpio o la sensación que tienes tú cuando lavas todos los platos que tenías acumulados de la semana. Aquí es lo mismo.

Fuentes: