Las funciones de medicina preventiva son muchas y todas están encaminadas, como se pude deducir, a prevenir las enfermedades provocadas en los pacientes por la contaminación hospitalaria, que viene siendo controlar la ausencia de bacterias y hongos que pueden causar infecciones, vigilar el nivel que cloro presente en el agua, realizar el proceso de esterilización...
Parece una locura cuando te cuentan que un hombre vuelve a enfermar gravemente mientras está ingresado en el hospital, simplemente porque cogió un bolígrafo que alguien dejó en su mesilla y luego tosió y se llevó la mano a la boca en un intento de ser educado, pero suceden, y son las llamadas infecciones nosocomiales (infecciones contraídas durante la estancia hospitalaria y que no son el motivo de ingreso, ni secundarias a la patología por la que se ingresa). Aquí entonces la solución, como personas decentes que somos, está en limpiar concienzudamente el hospital y controlar sus niveles de bacterias, hongos y demás fauna.
Esta medición se realiza con unos aparatos que atrapan el aire y lo llevan hasta una placa que contiene hongos o bacterias, dependiendo de lo que se analice, favoreciendo así su multiplicación y cuantificación. Su colocación en la habitación del paciente, quirófano, o el sitio en el que se vaya a muestrear, es: una placa de bacterias y otra de hongos debajo de la salida del aire (rotulada luego con el nombre de "aire"), y una placa de bacterias y otra de hongos cerca del lugar en el que se encontrará habitualmente el paciente, que normalmente se sitúa en su mesilla (rotulada luego con el nombre de "paciente"). La duración de este proceso es de unos 10 minutos de funcionamiento, con el tiempo añadido que lleva colocar y recoger luego todo. Finalmente se registran las placas y se envían al laboratorio, en donde se pondrán en un lugar óptimo para su proliferación dentro de la placa. El resultado final se parece a esto:
Placa con hongos Placa con bacterias
Lo más gracioso de todo es cuando te mandan con la enfermera a hacer esta medición a una habitación de planta, de esas aisladas de las que escuchas hablar pero no sabías que realmente existían, y que resulta que llegas a la vez que el de mantenimiento que tiene que colocar el plástico que cubre la luz que se había roto. Obviamente no puedes hacer esta medición si la habitación contiene un mínimo de polvo o suciedad, ya que las bacterias y los hongos saldrían de la placa e inundarían el laboratorio. Luego te enteras que las enfermeras avisaron a mantenimiento a las 9 de la mañana, y no, no son las 9:05, son las 12:30 y el señor aún acaba de llegar, así que no te queda otra que recoger los cacharros del aire, dar media vuelta y volver a preventiva mientras les dices en planta que vuelves mañana y vas rezando para que la supervisora no se enfade porque, al fin y al cabo, no es culpa tuya ni tampoco del hospital.