jueves, 10 de diciembre de 2015

El mito del carro

Hoy tocó de novedad revisar el carro de paradas. ¿Que qué es eso?
El carro de paradas es esa carro de colores azul y gris, que siempre estuvo allí, en aquel pasillo del hospital donde yo realizo mis prácticas, pero que curiosamente hasta hoy no sabía que era eso. El carro de paradas tiene todo lo necesario para un situación de máximo estrés. Sí, ese momento en que una persona entra en paro cardiorrespiratorio, tú lo que tienes que hacer es salir al pasillo y gritar "el carro de paradas", y supongo (porque nunca lo vi y no es necesario tampoco) que mil personas del personal sanitario aparecerán como balas, perderán todo lo que llevaban en sus bolsillos por un intento desesperado de en carrera ser los más veloces en alcanzar el carro de paradas y empujarlo hasta la habitación que se corresponda. Sí, es un caso de vida a muerte, tanto por parte del paciente, como de las enfermeras y como de los familiares, que igual los atropellas con tal armatroste. Porque no vamos a fingir, las cosas se pueden hacer bien y lento, o rápido y mal. Y punto. Vale que existe una probabilidad del 5% de que algo sea rápido y eficaz, por eso nosotras nos esmeramos en llegar las primeras al carro si se da la situación. Sino ya ni querríamos ir. Pasa lo mismo cuando suena el timbre de una habitación, todo el mundo lo evita, todos se hacen los sordos, y sino ya nos mandan a nosotros, los de prácticas, ir a ver qué quieren en la habitación, que para eso estamos. Que aún si necesitaran algo realmente, pues vale, pero más de la mitad de las veces que llaman al timbre son o para chorradas o porque le dieron sin querer. O como esos momentos en que, mágicamente, no tienes nada que hacer, entonces tú, insegura, perdida, aburrida, cometes el mismo error día tras día... que es preguntar generalmente si alguna enfermera que anduviese por allí en ese momento necesita algo. Es como cuándo dices "hola, qué tal", pero tampoco te interesa que te cuenten su vida. En el momento que sueltas aquella frase de ofrecimiento estás perdida, empiezan a llover peticiones, tú les tiendes tu mano y ellas se reparten todo tu ser (y por supuesto todo tu tiempo).


Pero es lo que hay y espero que al menos lo tengan en cuenta luego con las calificaciones. Bromeo, hago todo lo que me mandan de buen gusto, aparte que siempre es preferible hacer algo a quedarse viendo por la ventana esperando a que el tiempo pase o, lo que es peor, ponerse a purgar sueros, que total siempre que terminas tus tareas lo acabas haciendo simplemente por no aburrirte, hasta que te salgan heridas en los dedos de tanto cerrar los sistemas...