Nueva semana, nuevos pacientes. No creo que esto sea una norma general, pero en mi caso, de 11 pacientes que trataba a 8 de ellos se les dio el alta médica (algunos, los más desafortunados y sin mucho que hacerles ya, pasaron a mejor vida). Por lo que hoy al llegar conocí a 5 pacientes nuevos, que al final del día serían 6 porque llegó un ingreso de Urgencias (3 camas quedaron vacías). También le estaban preparando el alta a otro de mis conocidos, así que solo me quedaré en 2... Y así cada semana vas conociendo gente nueva, con historias nuevas y con más cosas para aprender, como el nuevo ingreso que venía con un historial estremecedor: herido de bala hace más de 30 años y, por lo cual, operado del abdomen, tetrapléjico y su historial actual era una supuesta hemorragia digestiva, aparentemente consciente. Hay algunos que se las llevan todas... Es como todo en la vida, algunos nacen con todo hecho y otros que no tienen esa suerte.
Muy mal repartido está el mundo, porque luego también te encuentras al típico que es un desagradecido-maleducado. En mi zona sé que hay uno por oídas a las enfermeras, por suerte no es de mis pacientes pero escuché que hasta que escupe a la pared y manipula la medicación como a él le sale de sus mismísimas entrañas. Así que este también es un trabajo duro en ese sentido, ya que nunca sabes quién te va a tocar, que algunos, por muy amable y cariñosa que seas con ellos, por mucho que los trates como a reyes, ellos se empeñan en tratarte como si fueses un rastrojo. Y hay que aguantarlo, obviamente en la medida de lo posible (tampoco vamos aquí a permitir agresiones).
Es importante también no cogerle cariño a los pacientes, sí ser amable y blablabla, pero sin más, porque luego acabará afectándote. Yo ya tengo a alguno que le voy cogiendo más "cariño", por así decirlo. Uno, de hecho, que hasta me preguntó dónde me había metido el fin de semana. Yo al ser de prácticas solo estoy en el hospital durante la semana, y claro, llego allí, y mientras le iba a tomar la tensión me suelta eso... y es una sensación gratificante, es como un "buenos días" de verdad, porque es bonito cuando alguien "te extraña". Se nota que has hecho las cosas bien, como para que la esa persona note tu ausencia, quiera buscarte y hablar contigo. Con personas así sí que da gusto estar y trabajar. Recordar que son personas antes que pacientes, y personas en este caso que han vivido más que yo y a eso le tengo mucho respeto, pero tener respeto no implica seriedad. Así, por ejemplo, dos de ellos (que son así los más graciosetes que atiendo y ya desde la semana pasada, vamos, que me conocen de sobra y viceversa) siempre que voy a ponerles la medicación ya me dicen: "ay, ya vienes con el chupito..." Y así se cachondean todos los días y me encanta, porque me hacen sonreír y también los veo a ellos sonreír. No sé, simplemente me gusta. U otro también al que a veces al verle la glucemia no le sale la suficiente sangre, ya me pasó dos veces, y entonces tengo que pincharle otra vez en otro dedo y siempre voy rezando porque salga sangre en ese último porque me da pena, obviamente, tenerle que pinchar una vez como para que aún por encima ni a la segunda vaya, y él siempre me dice: "no pasa nada mujer, si soy yo al que le falta la sangre en el cuerpo", como tratando de quitarme presión, como haciendo que no pasa nada.
"La vida está llena de pequeños pinchazos", no te falta razón, Jackie.
Y es que a veces las cosas no salen a la primera, está comprobado, pero también es importante perder ese miedo a fallar. Somos humanos y especialistas, todos y cada uno de nosotros, en cometer errores. Yo todavía no me atreví a hacer ninguna gasometría, ni tan siquiera análisis, pero cuando la haga ya os contaré, solo espero que el resultado sea óptimo... o como mínimo pasable.