¡Al fin es viernes, chicos! El tan esperado día de la semana por todos los estudiantes e incluso por algunos trabajadores, aunque pensándolo bien, no es una alegría tan grata como hace unos meses, pues se aproximan a la par los exámenes...
Solo nos queda la siguiente semana y dos días más de prácticas, o sea, 7 días en total. Es algo que me alegra y me entristece a la vez. Me alegra porque aunque tenga que seguir levantándome temprano para estudiar, no será tan temprano como las 6:30, pero por otra parte me entristece porque es divertido, porque ahora pienso que sí, seguiré teniendo más prácticas, pero ya no serán en el mismo sitio, ni con las mismas enfermeras, ni con los mismos compañeros de prácticas, que después de pasar seis horas como mínimo diarias con ellos, les acabas cogiendo cariño, aparte de todas las experiencias que vives con ellos/as, sobretodo por mi parte, ya que era la primera vez que pisaba un hospital sin ser yo la paciente. Son historias que me llevo, pacientes a los que solo yo pondré cara, algunos de los cuales sé que no me olvidaré nunca y otros que supongo se me irán olvidando a lo largo de los años... Aquella primera gasometría en la habitación 219/2, la segunda en la 220/1, cosas que se me van a quedar marcadas. De todas las vías que saqué siempre recordaré aquella en la que casi un paciente se me desangra y yo con toda la calma del mundo poniendo gasas, una encima de otra, no podía mostrarme agitada o asustada porque igual entonces al señor en vez de darle el alta le daba un "patatús". Aprendes pequeñas cosas que no te enseñan en clase, como por qué a veces los sueros no gotean, en tal caso debes recurrir siempre a la primera opción que es comprobar que la vía esté en sus sitio y si lo está, igual lo que debes hacer es limpiársela, con una jeringa de 5ml llenarla de suero y limpiar así la vía, ya verás que luego sí que gotea.
Y lo mejor de todo es esa sensación de haberte sentido realizada por primera vez, o cuando un paciente te da las gracias por todo lo que haces, o hasta el punto de que un acompañante te diga esto de su padre (el que estaba ingresado): "debéis cuidarlo muy bien, que él ni marchar quiere". Son cosas bonitas, que gustan cuando las escuchas, que mi paga semanal son esas palabras de agradecimiento, a veces, incluso, de afecto.