miércoles, 9 de diciembre de 2015

Rumbo a lo desconocido

Te levantas ilusionada, sabiendo que en estos momentos las enfermeras podrían irse tranquilamente a vagar por los pasillos del hospital, porque ya lo sabes hacer todo (prácticamente), y eres feliz porque ya no te sientes "la de prácticas", no, ya te sientes una enfermera más.

Ya de camino, te das cuenta que esta semana cambias de lugar, ya no sigues en trauma, sino que te cambian para otro lado, en este caso te marchas para ostomías, lo que hace que toda esa felicidad acumulada anteriormente se te escape como el calor que mantenías en el piso mientras vas caminando a las 7:30 de la mañana de un lunes mucho más frío de lo normal.


Para ser sincera, algo de ilusión sí que me hacía lo de cambiar y ver mundo hospitalario, pero cuando una está ya acomodada, sabe llegar perfectamente a la consulta y se lleva con las enfermeras de allí...volver a comenzar de nuevo se ve como una odisea. Además sobra decir que todo eso conlleva llegar a un lugar en el que no tienes ni la más remota idea de lo que se hace en él y, menos aún lo que tú harás en él.

Para terminar, decir que lo poco de entusiasmo que quedaba se esfuma cuando realmente entiendes lo que se hace en ostomías al leer los folletos que te dan para que te vayas acostumbrado a lo que vas a tener delante durante otra larga semana, antes de que te vuelvan a cambiar (que si en esta vida hay que ser optimistas, por lo menos vamos aprendiendo lo que es la vida de un enfermero que estudia para sacar las oposiciones y va de un lado a otro).