Cuando estás en una unidad de cuidados paliativos ocurre algo curioso, y es que a pesar de estar en una unidad de hospitalización puedes marcharte un fin de semana (o un puente) y volver la semana siguiente encontrándote con que en casi todas las habitaciones hay pacientes nuevos.
Obviamente no te preguntas qué ha pasado con esos pacientes, ya te haces una idea aproximada, así que te dispones a ir conociendo a los nuevos.
Por lo general cuando hay ingresos conoces más a los familiares que a los pacientes, ya que estos suelen llegar ligeramente inconscientes, y lo único que puedes hacer es mirar para ellos y pensar "llegando así poco va a aguantar...".
Pero al cabo de unos días te sorprendes al ver que empiezan a mejorar y cuando van recuperando un poco de vida vas empezando a conocerlos. Algunos son gente realmente amable y simpática, que te agradecen todo lo que haces y siempre tienen una sonrisa para ti. Otros, bueno, no tanto...
A pesar de que cada paciente es un mundo y no he podido diferenciar una gran diversidad voy a hablaros de los tipos de pacientes con los que me he encontrado durante estas 3 semanas de prácticas.
- El que está, pero no está: dentro de esta categoría se incluyen la mayoría de pacientes que hay en paliativos. Son los que están allí tumbados, casi sin moverse. Ya los reconoces por el número de habitación en el que están desde que tú llegaste. Nunca has escuchado ninguna palabra, al menos entera y en español, que haya salido de sus bocas. A pesar de ser los pacientes menos activos son los que más actividad exigen. Es sorprendente la capacidad que tiene alguno para absorber chutes de estupefacientes que dejarían en coma a un elefante. Y aunque hay días que parece que están fatal siguen aguantando con toda la fuerza que les queda. Son como esos abuelos que todas las navidades te dicen que esa va a ser su última y al final acabarán enterrándonos a todos...
- El paciente, paciente: este tipo de paciente suele ingresar con un estado general bastante deteriorado, pero con el paso de los días va mejorando bastante. Son los que cuando pasas por la mañana te saludan, los que te vacilan, y con los que te diviertes. También son esos que siempre que pueden preguntan cuando podrán irse a casa, y tú casi que deseas que puedan irse, pero es muy, muy, muy difícil. El mejor momento es ese en el que finalmente le dan el alta, y tú vas a su habitación a despejarlos de todo lo que tienen enganchado o pinchado. Ahí sufres por si les haces una masacre y les obligas a quedarse allí más tiempo.
- El paciente, impaciente: este es un grupo exclusivo de pacientes. No están inconscientes, pero en muchos momentos desearías que sí. A veces tú y tu mente perversa planeáis sedarlo para que deje de darte el coñazo. Es el paciente que empieza a pulsar el timbre como si no hubiese un mañana para decirte que los 10 litros de aire que le estás pasando por la mascarilla no le están llegando. Tú, precavido, lo compruebas y descubres que no solo sí le llega el oxígeno sino que tiene más concentración que tú, que tienes 50 años menos. Así que le dices que no se preocupe que no hay ningún problema. Pero te hace volver a la habitación, a ti y a 5 personas más con sus gritos, solo para decirte que sois una pandilla de incompetentes. Tú piensas como puede ser que una persona tan vulnerable tenga tanta fuerza para quejarse, así que sonríes y piensas que en vez de sedarlo vas a meterle un poco de cianuro potásico en el colacao de mañana.
- El paciente doctor: le han diagnosticado una enfermedad, y para ponerse en situación se ha leído la Wikipedia. Todo perfecto, pero no se ha quedado ahí. También se ha visto enteras House y Anatomía de Grey, y entonces ahora se toma la libertad, no solo de comentar, sino de cuestionar todo lo que se le hace. Sugiere "amablemente" que deberíamos hacer lo que él propone porque ya sabe muy bien todo lo que le pasa y cómo solucionarlo y no necesita que nosotros aportemos ideas con nuestros conocimientos absurdos. Básicamente se ríe de lo que todo el personal ha estudiado y decide que leer 3 páginas de internet es más efectivo. Lo más rápido es darle la razón pero hacer lo que a ti te de la gana.
- El paciente curioso: este no tuvo tiempo de leer la Wikipedia ni de ver la televisión después de que le diagnosticasen la enfermerdad, así que ahora se preocupa por conocer su estado de salud. Si tiene fiebre, lo quiere saber. Si no, también. Y cada vez que se le enchufa medicación quiere saber qué es y para qué sirve. Esto te pone en un aprieto a ti, que te cargan con bolsas de líquidos diversos y tú sin tener ni idea de qué son vas repartiendo por toda la planta. Cuando te preguntan qué le hace lo que le estás poniendo, tú tiras de genéricos y le sueltas un "esto es <<introducir el primer nombre que leas en la bolsa>>, que va bien 'pá todo', así en general".