sábado, 5 de diciembre de 2015

¡Buen provecho!

Como supongo que todos sabréis, estar ingresado en el hospital no es precisamente como la estancia en un hotel de cinco estrellas. No voy a hablar de recortes en sanidad ni mucho menos (por muy triste que sea que haya quien te eche la bronca por gastar mascarillas "de más" cuando entras a atender a una persona aislada, sí, en fin, mejor no comento...), sino del tipo de alimentación que tienen los pacientes. No, tampoco os voy a hablar del menú, de si los martes hay bacalao o carne a la plancha, sino de los tipos de alimentación artificial que se usan para aquellos pacientes que no son capaces de alimentarse por vía oral.

Hay dos tipos de alimentación artificial, la enteral, que es la que se realiza a través de una sonda nasogástrica u orogástrica, y la parenteral, que es la que se realiza por vía intravenosa.

Nutrición enteral

Este tipo de alimentación se utiliza cuando el sujeto es incapaz de ingerir los alimentos por vía oral pero tiene capacidad digestiva. Por lo tanto los alimentos pueden ir directamente a través de una sonda al estómago donde se comienza a realizar la digestión. 
Para poner la sonda, hay que medir desde la nariz hasta el lóbulo de la oreja y desde ahí hasta la apófisis xifoides, que es la parte más baja del esternón. Esa será la medida de la sonda que se debe introducir. Se metería por uno de los agujeros de la nariz hasta que se note impedimento para seguir (al llegar a la epiglotis) y ahí se le pediría al paciente que trague, para que la sonda pase sin ninguna dificultad y no acceda al torrente respiratorio. El problema está cuando se trata de pacientes que no responden, porque no tragan cuando se lo pides. En mi caso, tuve la oportunidad de poner sondas nasogástricas a estos dos tipos de pacientes, en el primer caso fue bastante laborioso porque era un paciente en coma y le daban nauseas, y sólo pude hacerlo cuando tragó por si mismo, y en el segundo caso fue muy sencillo porque tragó saliva cuando se lo pedí y la sonda pasó sin problema.
Una vez introducida la longitud medida anteriormente, se procedería a comprobar que realmente está la sonda en el estómago y esto se puede hacer de dos maneras: la primera es inflando aire por la sonda con una jeringuilla de 50 cc y comprobar si se escucha, y la otra es aspirando con la misma jeringuilla y ver si lo que sale es jugo gástrico. Normalmente lo que se hace es lo primero. 
Por último, solamente quedaría fijar la sonda con un pequeño apósito que hay que ir cambiando. También es importante girar la sonda de vez en cuando y fijarla en un sitio diferente al anterior para evitar que se formen heridas en la nariz.

La sonda orogástrica se usa menos porque es mucho más incómoda, por ejemplo si se trata de un paciente que puede hablar. Se pone cuando la introducción por la vía nasal es inviable o supone algún riesgo, por ejemplo en el caso de un paciente que haya sufrido fracturas craneales, que provoque que la sonda pueda colarse por algún orificio equivocado.














En el caso de tratarse de pacientes que requieran el uso prolongado de sonda nasogástrica se procedería a realizar una gastrostomía, es decir, introducir una sonda directamente al estómago a través de la pared abdominal.



Nutrición parenteral

Cuando se trata de un enfermo que no tolera los alimentos a través de la vía digestiva se recurre a la nutrición parenteral, que es la introducción de nutrientes por vía intravenosa, en una vía central o periférica.



Nivel 2: de venas a arterias.

Cuando me ofrecieron pinchar mis primeras gasometrías, noté cómo mi corazón empezó a acelerarse. Obviamente estás ahí para aprender y, aunque era mi tercera semana y yo pensaba que era demasiado pronto para hacer eso, no podía negarme, así que cogi aire y solté: "si se le nota bien el pulso, se la hago". Entonces me adelanté mientras mi enfermera preparaba la batea con las cosas necesarias (gasas, esparadrapo, y varias agujas para las gasometrías). Al primer paciente, un señor mayor, se le notaba bastante y me atreví. Para que veáis dónde se debe pinchar una gasometría, os dejo esta imagen:



Todo genial hasta el momento y entonces yo me vine arriba y dije: "venga, pincho también la siguiente". Mal. Mal Esther, muy mal. Tenías que haber parado ahí, que ya lo habías hecho bien, ya tenias un 10 en gasometrías (no creo). Mientras mi enfermera enviaba esa primera al laboratorio, yo fui buscándole el pulso a nuestro segundo paciente,  en este caso, una señora también algo mayor. Os prometo que en ese momento se le notaba bien, pero en cuanto la enfermera me pasó la aguja, la arteria debió esconderse. En ese momento tenía dos opciones: rendirme o arriesgar. Es como en los exámenes tipo test cuando en una pregunta estas en dudas y no sabes si contestarla y arriesgarte a que esté mal y te descuente o simplemente no contestar. En ese momento no me acordé que siempre que arriesgaba solía fallar. Lo único de consuelo fue que, obviamente, al fallar, le dejé el turno a la enfermera, y digamos que no la encontró a la primera tampoco. Aún así, ha sido toda una experiencia y no me arrepiento de haberme arriesgado. 

Vías imposibles, corrección de fármacos y curas.

Bueno, si en mi anterior entrada os hablaba de una enfermera que no era muy cariñosa conmigo, la que tuve hoy es que vive enamorada de mí. No solo por cómo me trata, sino hasta por cómo me mira. A veces creo que piensa que soy como su hija o su nieta o yo qué sé. Pero no es normal... "Qué pelo tan bonito tienes", "qué guapiña me eres" o "mira que eres lista, eh" son de las frases que más me suele decir y yo creo que a veces llega un punto tal que hasta  me debo sonrojar, porque las dice y se queda mirándome con esos ojitos de aprobación o de orgullo que me pueden. Cada día me esfuerzo por hacer bien todo lo que hago, pero con esa enfermera da igual si me equivoco en algo porque sé que me va a seguir queriendo. Es increíble su actitud. 


La principal dificultad del día fue poner una vía a una señora, ya que la que tenía se encontraba en la flexura del brazo izquierdo (lugar horrible para colocar una vía, ya que si la persona dobla el brazo, ya se estropea la vía). Mientras yo se la quitaba, la enfermera iba viendo dónde se le podría poner la otra. La única opción era en el otro brazo y la zona de la flexura estaba descartada. También la mano izquierda estaba descartada ya que tenía un parche allí (debía tener una herida o algo). Ya que la señora tampoco es que fuera muy delgada, la única zona viable era la mano derecha. Tras diez minutos, sin exagerar, intentando buscarle una buena vena (referible a que no fuese muy fina para que no rompiese, ni muy curva ya que entonces la vía no continuaría a la vena), nos rendimos y llamamos a la supervisora, la cual se encontraba en el control atendiendo a todas las llamadas, y también tras varios minutos, ya sea por experiencia o por suerte, ella fue capaz de ponerle la dichosa vía en la mano. Acabamos tardísimo de repartir la medicación por ese incidente, lo que también supuso salir bastante tarde. Realmente, si no fuera porque fui haciendo yo sola los cartones de medicación, seguramente no hubiese salido de allí hasta las 15h o más. Que también... ojo a cómo estaban los cartones. Encontré como 3 errores de la enfermera del turno anterior, ya que había medicamentos que estaban pautados por el médico y que la enfermera no los había puesto a la hora que les correspondía, la mayor  parte de ellos correspondían a la medicación de las 12h, por lo que mientras yo iba haciendo los cartones y descubriendo los errores, mi enfermera fue dando la medicación esa que no había sido dada ya que no estaba marcada. Seguramente si hubiese sido yo la que hubiera cometido esos fallos ya me habrían crucificado... pero bueno, hay que aguantarse, somos humanos y todos cometemos errores. Tampoco es que fueran fármacos super importantes de administrar, por eso no hubo mayor problema. 



Por último, me tocó hacer una cura en un tobillo, la cual consistía en lavar la herida con sulfato de cobre y luego ponerle iruxol mono, una pomada que se utiliza para el desbridamiento de los tejidos necrosados en úlceras cutáneas. Un par de compresas por encima cubriendo la zona y un vendaje para que quedasen sujetas y no rozase con las sábanas. Para que os hagáis una idea, os dejo una imagen, que sé que os gustan.



"He aquí el bello arte de las úlceras por presión".

¿Qué son las crisis epilépticas?

¡Muy buenos días! hoy os voy a hablar un poco de los pacientes con epilepsia que ingresan en mi planta.
Para empezar os voy a explicar de que trata esta enfermedad. Es un trastorno que se manifiesta en forma de crisis epilépticas, en las que el el paciente sufre convulsiones que se caracterizan por ser movimientos descontrolados de brazos, piernas, la mordedura de la lengua, y la expulsión de orina. Estas convulsiones se deben a que un grupo de neuronas del cerebro sufren un aumento de actividad eléctrica en una zona del cerebro, cuando son crisis focales, o una excitabilidad general del cerebro, cuando son crisis generalizadas.



Pueden ocurrir a cualquier edad pero suelen ser diagnosticados entre los 5 y los 20 años, y pueden ocurrir también en cualquier momento, por eso es importante que la gente que rodea a estas personas sepa como actuar en el caso de que sufran una crisis.


Las causas más conocidas de la epilepsia son: accidentes cerebrovasculares o accidentes isquémicos transitorios (AIT), la demencia, lesiones traumáticas cerebrales, infecciones como la meningitis, abscesos cerebrales, encefalitis o SIDA, anomalías congénitas, tumores cerebrales...


Los estudios que se realizan a estas personas sirven para averiguar los motivos por los cuales estas personas sufren las crisis. 
El electroencefalograma (EEG) dibuja las llineas ondulantes que representan las señales eléctricas que llegan desde las células del cerebro. Aún así, cuando los cambios eléctricos se producen en zonas profundas del cerebro o si en el momento de realizarlo no están ocurriendo cambios en el cerebro, el EEG no sirve.

La mayoría de los casos de epilepsia se controlan con los tratamientos existentes (80%). Sin embargo, el 20% restante no son tratables. Se utiliza medicación (como la Keppra, el Vimpat o el Zebinix de los que ya os hablé), una dieta específica (rica en grasas y baja en proteínas e hidratos de carbono) y cirugía; y normalmente varias o todas estas soluciones a la vez. 
En cuanto a la cirugía, es un tratamiento al que se recurre sólo cuando el análisis del paciente es muy detallado. El objetivo es eliminar la zona cerebral en la que se originan las crisis, aislándola o cortando directamente la sinápsis neuronal de esa zona. Por esto es necesario que la zona esté muy bien localizada y que los estudios previos muestren que se puede acceder a esta zona sin dañar otras zonas cerebrales y si se trata de un tejido prescindible (no vaya a ser que te eliminen las crisis epilépticas pero te dejen sin habla o sin poder moverte el resto de tu vida). 

En la planta de NCR, tenemos unas habitaciones preparadas para estos pacientes en las que hay unas cámaras que los graban durante las crisis, que después son analizadas. Lo único que se puede hacer durante las crisis es evitar que se haga daño y administrarle la medicación pautada por su médico dependiendo del tipo de crisis que sea.

viernes, 4 de diciembre de 2015

Viernes 13

Los viernes son días complicados, se mezclan muchos sentimientos y tu personalidad se trastorna a medida que avanza el día.
Por una parte estás agotado de toda la semana y solo piensas en el momento de llegar a casa y tumbarte en tu cama a disfrutar del maravilloso puente. Y claro, es viernes y también quieres irte pronto, así que a partir de media mañana empiezas a hacerlo todo a correr. Y las prisas son malas para todo... Pero empecemos por el principio.
Empezaba el viernes con la expectativa de que mis compañeras de unidad me iban a abandonar, así que tuve que asumir que tendría que cargar con el triple de pacientes que un día normal. Esto suponía una perspectiva interesante para mí viernes.

Por suerte, una arrepentida volvió a mí y yo la acogí entre mis brazos aliviado, viendo así truncada mi más que probable futura muerte ahorcado entre cables de tensiómetros.
Así pues nos dirigimos a la planta unos minutos antes de lo normal (casi puntuales). Al llegar nos disponemos a entrar en acción lo antes posible para poder paliar los efectos de la baja de uno de los proyectos.
La reacción de nuestros enfermeros nada más vernos llegar con prisas y ganas de ponernos a trabajar: "¿queréis café?". Tengo que decirlo. Si ya pensaba que mi enfermera era un sol antes, con esto ya me derritió. Porque realmente no tendrían por qué molestarse en ser amables con nosotros. Y aún así lo son (en general, claro) y eso hace mucho más agradable compartir las mañanas juntos.

Tras rechazar el café (que ya aceptaríamos a media mañana), nos disponemos a empezar la rutina. Y aunque el trabajo de más se nota ligeramente no nos trastoca. Todo se altera cuando empiezan a aparecer altas. Sí, ALTAS.
Por una parte te alegras. Primero, porque son altas, y eso es algo que sinceramente en una unidad de paliativos no te esperas. Segundo, porque pasar todo el día en un hospital durante tanto tiempo es triste y deprimente, y te motiva pensar que van a poder ser libres y seguir con sus vidas, tanto ellos como sus familiares. Sin embargo también te entristece porque acabas cogiendo confianza con ellos y es agradable hablar un poco con alguien ajeno al estrés del pasillo. También suele ocurrir que los familiares de estos pacientes son los más majos (y los peores familiares son de los pacientes que más aguantan...).


Así que cuando por primera vez un paciente se despide de ti, y además te deja un regalo, pues te llega a las aurículas. Te sientes realizado y feliz, y aunque para ti una sonrisa ya es agradecimiento suficiente, unos bombones no se rechazan, y menos aún con el hambre que entra a media mañana.

Tras el descanso de las 12 y media se va acercando la hora de marchar, y empiezan a aparecer las prisas. Así que preparo la medicación como si me fuese la vida en ello (que la vida no, pero la comida sí que me iba). Y después de eso, a pinchar.
Una de las primeras cosas que observas cuando empiezas a hacer prácticas en el hospital es que todas aquellas medidas de prevención, higiene y demás que se estudió en la carrera el año pasado viene siendo el papel para limpiarse las manos. Nadie, absolutamente nadie, sigue las normas de prevención necesarias. Como tú no quieres sentirte idiota ni quedarte sin piel por ir a lavarte las manos cada 2 minutos y coger guantes cada vez que sales de una habitación pues vas emulando su comportamiento. Y acabas siendo tú el idiota.

Porque es viernes, estás a punto de largarte para volver a tu casa, con las prisas, las ganas de terminar con todo, y ese toque de ego con el que haces las cosas con un estilo digno de llevar trabajando allí 10 años.
Y vas y te pinchas.

Notas un pequeño pinchazo en el dedo y nada más notarlo vas a buscar el origen de ese dolor.

Allí está: pequeña, afilada, casi como riéndose de ti. La aguja con la que acabas de pinchar al paciente que ingresó el día anterior se ha salido de su capuchón con el firme propósito de pincharte a ti y arruinarte el día.
Es entonces cuando te da un mini-infarto. El día anterior ingresaron dos pacientes, y ya sabes que uno de ellos tenía hepatitis. Prefieres no pensar que tenía el otro por si el mini-infarto pierde su "mini".
Empiezas a agobiarte y notas como si la calefacción hubiese subido 20 grados de golpe. Y pensar que ayer a estas horas tu mayor problema era pensar en la cena... A partir de ahí te olvidas del puente y ya solo piensas en la semana que viene y la excursión a preventiva, a ver que sacas de ahí.

Un día cualquiera, en un momento cualquiera, por azar del destino, te pinchas. Y ese día te puede arruinar la vida para siempre. Puede parecer absurdo, de verdad que sí, pero no vale la pena correr el riesgo por no haber tenido un poco más de cuidado. Porque tu salud vale mucho.

jueves, 3 de diciembre de 2015

Pase de modelos

Ya es jueves y estamos a muy poco de terminar nuestra tercera semana de prácticas. Se está convirtiendo en una experiencia bastante interesante. Dejando de lado claro, que la falta de sueño perjudica gravemente a nuestro humor diario.

Mi presencia en el hospital ya se ha asimilado hasta el punto de que los familiares ya me saludan con confianza y una sonrisa. Esto puede parecer absurdo, pero es que para ellos ya no eres ese "muchacho" que va paseando por el pasillo haciendo cosas aquí y allá.
Ahora eres aquel alma caritativa que no perdió ni un minuto (o eso creen ellos) en atenderles cuando el paciente al que acompañan tenía dolor, fiebre, náuseas... y tú les llevaste la solución. Tú y solo tú eres la imagen del ángel de la salud.
Aproximación gráfica
Pero no solo con los familiares ya tienes confianza. También con el personal del hospital. Por supuesto con los enfermeros (mal iríamos si a estas alturas no tienes confianza con ellos). Pero también con los médicos, ya que con ellos tienes bastante contacto.
Empiezas a sentirte importante cuando los de prácticas somos los únicos que repetimos turno todos los días, por lo que también somos los que (en teoría) sabemos todo lo que se hace, a quién se hace, y cómo se hace durante esas 7 horas. Así que al final te acaban preguntando las cosas a ti. Luego no tienes ni idea y te sientes fatal pero ese ya es otro tema.

Una de las prácticas fundamentales que se realizan todas las mañanas son los pases de visita médico. Los pases de visita se hacen todas las mañanas sin excepción (normalmente, claro) y consiste básicamente en que el médico va visitando a todos los pacientes que le corresponden. Era obvio.

Lo más interesante de esto es que según con quién te toque puede ser fugaz, corto o interminable. Pero siempre es instructivo, y eso es lo importante en unas prácticas, digo yo. Porque te van enseñando y tu vas escribiendo en tu bloc de notas como un alumno aplicado.

Para mí resulta divertido porque es como una excursión en la que nos juntamos médicos, enfermeros y proyectos de ambos bandos. Según el día pueden faltar los proyectos (sobre todo si es viernes), y cuando hay mucha carga de trabajo son los enfermeros los que no aparecen, y entonces te quedas tú en representación teniendo que atender a todo lo que pase y se diga. Y si preguntan sobre el paciente, te lo preguntan a ti. Te sorprendes a ti mismo conociendo un montón de detalles sobre otras personas que ni siquiera tú sabías que estaban en tú cerebro, y por primera vez sientes que el nivel de tu ego baja (ligeramente) para dar paso a algo llamado empatía. No, no se come.
Según el día también puede ser que el médico tenga mucho trabajo, o pocas ganas de hacer del pase de visita una ruta turística. En esos días despista a los proyectos entre cruces de habitaciones y despachos y se pone a pasar visita express él solo. A ti te da pena porque te gusta saber qué va pasando con los pacientes, pero es lo que hay.
Otros días eres tú el que gracias a una serie de órdenes continuas de tu enfermera tienes que ponerte a trabajar (seguramente sea algo que no te gusta) y te pierdes las visitas. Suele ser también esos días cuando menos caso haces a tu enfermera. Y ya no te pierdes la visita.

Algunas veces el médico se enrolla. Porque le gusta. Porque le importan los pacientes. Porque sí. Y entonces la visita a unas 6 habitaciones que no debería durar más de 20 minutos se convierte en una interminable tertulia de más de una hora en la que tú intentas mantener el equilibrio y la dignidad con un impresionante dolor de piernas y picor en todo el cuerpo.
De repente te das cuenta de que estás con la mirada perdida (la tuya), mientras el resto de miradas apuntan precisamente hacia ti esperando la respuesta a una pregunta que tu cerebro estaba demasiado cansado para escuchar (otro efecto secundario de dormir poco).
Ves como las no-agujas de la hora de tu móvil van avanzando mientras tu tiempo de descanso se va haciendo más y más breve, hasta que se vuelve negativo y te das cuenta de que probablemente deberías estar haciendo otras mil cosas. Pero claro, no te vas a ir ahora que solo le queda una habitación. Como no podía ser de otra forma, tú, inocente, iluso, tonto, no sabes que en esa última habitación se encuentra un paciente y una familia con la que el médico tiene una confianza digna de una charlita de unos 15 minutos más...

En el fondo es una actividad divertida, otra más, que te marca el corte de la acción de primera hora de la mañana al relax de segunda hora. Y así también compartes tu sufrimiento con los proyectos (porque allí nos juntamos to-dos).
Lo mejor de todo es esa mirada entre infantil y a la vez muy madura con un toque travieso de los pacientes cuando el médico les pregunta que quieren, y ellos simplemente responden:
"Ir a casa".


Lesiones frecuentes del aparato locomotor

De todos es sabido que la función del aparato locomotor es permitir que nuestro cuerpo pueda moverse. Se compone de huesos, músculos, articulaciones, tendones y ligamentos (podemos mencionar también al cartílago) y, cuando alguno de estos componentes falla se produce dolor y, generalmente, una limitación del movimiento que puede ser más o menos grave dependiendo de la afectación.


Algunos de estos problemas que afectan al aparato locomotor son:

Contusiones: Se producen cuando una parte del cuerpo es golpeada o comprimida pero no se llega a producir herida abierta.

Fracturas: Lesiones de los huesos, que abarcan desde una pequeña fisura hasta una rotura completa.


Condromalacia: Consiste en el desgaste del cartílago articular. La más sonada es la rotular, la cual afecta a la rodilla.

Desgarros musculares: Lesión del tejido muscular producido por la rotura de las fibras que lo componen. En cuanto se producen hay que aplicar hielo de inmediato, luego debemos comprimir la zona y elevarla, mientras se guarda reposo en todo el proceso de curación.


Esguinces: Se trata del alargamiento o de la rotura de los ligamentos que sujetan la articulación (lo más común es que sea el tobillo aunque también los podremos encontrar de muñeca o cervical). Existen 3 grados que se clasifican desde el simple alargamiento hasta la rotura completa.


Tendinitis: Se llama así a la inflamación de la vaina o cobertura del tendón, haciendo que se pegue al tendón. Produce tumefacción, dolor y limitaciones del movimiento.



Tendinosis: Degeneración de los tendones, que se hacen más gruesos y menos elásticos, siendo así más propensos a sufrir roturas.

Analíticas por un tubo (literalmente)

Es cierto que el odio puede pasar al amor de un instante a otro. Así ocurrió con una enfermera. No es que fuera borde conmigo, simplemente no era tan maja como otras, hasta ese día. Ya me había tocado más veces con ella (hasta 4 veces, siendo esa la quinta), e incluso yo le cogí cariño. O igual es que simplemente ese día no tenía ganas de trabajar y me dejaba hacer más cosas a mí. Comenzamos por analíticas. Cuando me preguntó si había hecho alguna la verdad es que no sabía qué responder, porque diciendole que sí luego tendría que hacerla bien y no pifiarla, sino quedaría como una nula. Suerte tuve de que al señor se le notaban bastante las venas y no hubo ningún problema. Aunque no os lo creáis, supuso un gran reto demostrarle a esa enfermera que verdaderamente servía para algo. Demostrárselo hasta que luego hubo otra analítica, con más tubos que llenar, y digamos que de la vena que cogí mucha sangre no es que saliera y aún nos echamos allí un buen rato. Pero bueno, una bien y la otra regular, tampoco está tan mal si lo piensas (espero que ella lo haya pensado y me ponga al menos una nota decente). El siguiente reto vino con la retirada de una sonda vesical, y eso sí que fue un éxito rotundo. Aunque no tiene nada de complicado, solo se necesitan guantes, una bolsa donde tirar la sonda y la bolsa de orina y una jeringa de 10mL. Se conecta la jeringa a una parte de la sonda y se aspira el balón lleno de agua destilada que se encuentra en el final de la sonda (en la vejiga, para que la sonda no se escape), y una vez quitado todo el agua, tiramos de la sonda, más rápida que lentamente, pues no es muy confortable la sensación, pero tampoco tan rápido como para hacerles daño o alguna herida. Ah, y eso sí, ¡antes de nada clampar la sonda, eh! ¡Que luego lo dejáis todo hecho un estropicio y las auxiliares irán a por ti y te cruzarán de por vida! Pero todos huiremos de los problemas con la simple frase: "Pero es que yo soy...



miércoles, 2 de diciembre de 2015

"Lo bueno de los años es que curan heridas..."

Ya lo decía Sabina, las heridas con los años sanan, pero si las enfermeras favorecemos el proceso y la limpieza, ya no serán años, sino en menos tiempo y mucho mejor.


Para tratar una herida, supongamos recién hecha, primero debemos centrarnos en parar la hemorragia. A continuación, la lavaremos muy bien con agua, dejando que caiga a chorro para que se lleve así la suciedad y patógenos que pueda haber en ella y finalmente, nos encargaremos de protegerla de infecciones con atisépticos. Ante todo es importante no quitar objetos enclavados en ella en el caso de que los haya, ya que podríamos complicar más las cosas.

Aquí como a todos les gusta mucho eso de clasificar cosas, no iba a ser menos, así que tenemos una clasificación de heridas según la forma y causa y otra según la profundidad.


  • Según la forma y la causa (y esto ya es de libro):
Abrasiones y contusiones: Son erosiones producidas por fricción
Punzantes: Son las heridas causadas por objetos puntiagudos
Cortantes o incisas: Causadas por objetos con el filo regular y afilado
Laceraciones: Producidas por objetos con dientes o bordes irregulares
Contusas: El objeto que las causa es romo (sin punta) o sin filo
Avulsiones: Se caracterizan por el desgarro y la destrucción de tejido
Amputación: Es la pérdida de un fragmento o una extremidad del cuerpo
Mixtas: De este tipo pueden ser punzocortantes o incisocontusas

Algunas de ellas quedan más claras en esta imagen


  • Según la profundidad se clasifican en:
Superficiales: Solo afectan a la piel
Profundas: Atraviesan tejido subcutáneo
Perforantes: Atraviesan el cuerpo
Penetrantes: Llegan al interior de alguna cavidad corporal (boca, abdomen...)

Criadas y señoras

Tras casi 3 semanas trabajando en el hospital he podido entrar en contacto con muchas personas, como el personal sanitario, y más importante, con los enfermos y sus familias.
A ellos les enseñas muchas cosas, pero de ellos también se aprende, y no poco precisamente. Lo que más aprendes es a valorar la salud. Porque siempre pensamos que somos imbatibles, y cualquier día puede tocarnos a nosotros.


Sin embargo, al ser unas prácticas tengo que aprender, sobre todo de enfermería. Es por eso que con quien más contacto he tenido es con ellos, los enfermeros.
Me he infiltrado en su hábitat natural, y tratando de pasar inadvertido la mayor parte del tiempo (no por librarme de trabajo malpensados) he llegado a conocer muchos aspectos y detalles sobre cada uno de ellos.
Cada persona es un mundo, pero cada enfermero es un brazo (tuerto) de una galaxia. Porque una persona normal tiene sus más y sus menos. Pero un enfermero vive en un ambiente no apto para seres vivos normales. El estrés, la tristeza del lugar y el cansancio van haciéndose notar en la experiencia de estos valientes y tras muchos años al servicio de la comunidad empiezan a sufrir numerosos efectos secundarios.

Lo que quiero decir es básicamente que si os gustó la entrada sobre los tipos de familiares (http://cronicasdeenfermeras.blogspot.com.es/2015/11/love-actually.html), espero que disfrutéis leyendo esta aproximación desde el punto de vista que me ha tocado a los tipos de enfermeros:
  • Profesora: es la profesora asociada de la unidad, que se encarga de dirigir y evaluar a los alumnos en prácticas durante su primer mes y medio de experiencia hospitalaria. Pero nunca está. Nunca. Te la han presentado un día en el que los astros se alinearon y apareció en tu turno, pero eso no ha vuelto a pasar. Apenas te acuerdas de ella, es solo una imagen borrosa en tu mente, pero una imagen borrosa que te va a poner la nota sin saber lo que has hecho y sin conocerte. Y tú te mueres de miedo.
  • Supervisora: es la supervisora de la unidad en la que trabajas o haces prácticas. Si aparece es que hay malas noticias, porque cuando todo va bien probablemente no aparezca. Y los problemas suponen más estrés y mala leche para todos los que te mandan a ti. Así que mal. Además de vez en cuando te recuerda que hay que gastar menos batas con las decenas de pacientes aislados que tienes. A jugarse la vida.
Cuanta sangre ji ji ji
  • Cachonda: esta enfermera se lo toma todo a broma. Todo. Y eso está bien, ¿no? Es menos agobiante y ayuda bastante. Pero cuando tú le estás haciendo una sangría a un paciente y ella se ríe no sabes si es que tú eres un inútil, si a ella le da igual que se te muera o si tu supuesta metida de pata es normal. Y al final se te contagia ese "buen-rollismo" y tú también te lo empiezas a tomar todo a coña. A veces demasiado.
  • Lista: es la enfermera lista. La que sabe. Pero que no solo se sabe los cientos de nombres que le dan a cada medicamento (¿Por qué?¿No nos llega con un maldito nombre sin sentido?), además sabe su función, vía de administración, compatibilidad con otros medicamentos, sabor... Es de suponer que es la "una entre un millón" que se volvió a leer los apuntes del primer año de carrera después de acabarla. El problema es que a veces te hace sentir un poco idiota. Pero tú eres feliz sabiendo que con ella cerca todo está solucionado.
No hagas ahora lo que puedes dejar para el turno siguiente.
  • Relajada: es la enfermera que vive en un sospechoso estado de relax crónico. Te planteas seriamente si consume algún tipo de droga (de ser cierto que la comparta, que parece que funciona bien). Si hay que hacer algo no pasa nada, puede hacerse luego, o no hacerse. Lo importante es ser feliz, así que tú copias su relajación. Sigue una filosofía de vida interesante, pero como filosofía de trabajo es más bien mala. Porque a primera hora te parece la mejor enfermera del mundo pero luego allí estás tú mirando el reloj desesperado a una hora de que se acabe tu turno y con todo todavía por hacer.
  • Frenética: la enfermera física y psicológicamente opuesta a la relajada. Cuando te toque con ella más te vale haber calentado antes del turno o llevar un Aquarius de bolsillo, porque lo vas a necesitar antes siquiera de haber pasado los controles de primera hora. La realidad es que no te toca con ella, te toca con su sombra. No persigues a la enfermera, persigues al rastro de polvo que dejó detrás cuando salió disparada hace 10 minutos. A veces vislumbras destellos de esta enfermera pero para cuando la alcanzas ya pasó a la siguiente habitación. Te hace sentir un poco solo. Y además lento. El problema es que aunque acabes tu trabajo se inventa nuevo trabajo para no parar. Seguramente el mundo iría mejor con más trabajadores como ella, pero tú te quedas con agujetas para toda la semana.
  • Desaparecida: se parece ligeramente a la enfermera frenética en el sentido de que aunque te haya tocado con ella probablemente pases más de la mitad del turno solo. Sin embargo no persigues su sombra, porque ni siquiera hay sombra. Se le ve de vez en cuando cruzar el pasillo entre dos puertas pero al segundo desaparece por periodos de tiempo sospechosamente largos. Aunque la sigas, ya no está. Se ha planteado la existencia de una sala de descanso secreta a donde va a tirarse en el sofá. Básicamente lo que hacemos nosotros pero en secreto.
  • Temporal: es la enfermera que está cubriendo alguna plaza por baja o similares, pero por alguna extraña razón va cambiando cada día. Con lo cual existe un componente de emoción sobre como será la que venga. Lo interesante es que no tiene ni idea de como funciona la unidad, con lo cual te compadeces de ella por recordarte a ti en tu primer día. Al principio te pide ayuda a ti para saber como trabajaban los últimos días y que hacían. Lo bueno es que en cuanto se estabiliza te empieza a explicar todo lo que hace, más que nada por asegurarse de que ella también sabe lo que hay que hacer. Suelen caerte bien así que te da pena que solo duren un día.
  • Presidenta: nada (y a la vez todo) que ver con el cargo del mismo nombre. Tiene una habilidad sobrehumana para delegar responsabilidades y tareas en cualquier otra persona. Está claro que esa otra persona vas a ser tú, justo cuando llega el medio día y te mueres por irte a tu casa. Y las tareas que te manda suelen ser aburridas o algo que vayas a hacer mal. Supone un problema, así que mejor pedir elecciones anticipadas y que te toque otra.
  • Borde: es un caso muy curioso de enfermera. Ella vive totalmente al margen de la idea de explicar a los alumnos de prácticas. Que te toque con ella es como que te toque con un bastoncillo. Tendrás suerte si te da los buenos días, eso significa que al menos reconoce tu existencia (pero no la valora). Va a pasar olímpica y paralímpicamente de ti, y cuando te des cuenta ya habrá hecho todas las cosas interesantes mientras tú marcabas la fecha de unos apósitos. Y no te va a avisar, así que si quieres ver algo espabila. Lo bueno es que si buscas tener un día relajado te viene bien porque ya lo va a hacer todo ella.
Hay muchos tipos de enfermeras, cada cual más extraña, pero divertida (casi siempre).
A pesar de todo comparten el deber de cuidar a los pacientes en sus peores momentos y mantenerlos lo más cómodos posibles durante su estancia. Bueno, también están todas muy un poco quemadas.

Hemoenfermería.

Últimamente, están de moda los hemocultivos. hacemos como dos por día. Se trata de un cultivo microbiológico de sangre para comprobar si hay bacterias u otros microorganismos patógenos. 
Primero debemos limpiar la zona de punción con un antiséptico, para evitar que posibles bacterias que se encuentren sobre la piel infecten la muestra. Básicamente, es hacer lo mismo que con una analítica, solo cambian los botes de recogida. Primero hay que rellenar el anaerobio (ausencia de oxígeno) y luego el aerobio (presencia de oxígeno). En un adulto, se recogerán 8-10 mL, mientras que en un niño 1-4 mL. Al tener ya esos dos botes, hay que realizar un segundo pinchazo en una vena diferente o mismo en el otro brazo y repetimos el proceso. Una vez terminado, se coloca un apósito en el lugar de punción y se le presiona un rato.
Con las muestras ya tomadas, identificaremos ambos pares de botes con el nombre del paciente, la hora y la fecha, así como marcar cuáles fueron los primeros que se retiraron y cuáles los segundos. Una vez esté todo listo, se envía a laboratorio.





Los hemocultivos nos ayudan a identificar el agente patógeno causante de la infección, lo cual ayuda para determinar el mejor tratamiento para ese paciente.

Bibliografía: 

http://enfermeriapractica.com/procedimientos/extraccion-de-hemocultivos
https://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/003744.htm

Mis 8 horas de sueño se fueron cuando decidí hacerlo realidad

Muy buenas fieles seguidores, hoy me he levantado con buen pie y resultó ser un día genial en el "trabajo". Nada más llegar allí me enteré de que iba a estar con una enfermera nueva, pero nueva nueva. Me explico. Cada día los de prácticas vamos (más o menos) haciendo todo con una enfermera, dichas enfermeras rotan los turnos, por lo que cada día prácticamente vamos con una diferente. Pues hoy me tocó con una recién llegada, que ya se iba también ese mismo día para no volver. Lo cuál hizo que, más que ser ella la que me enseñase a mí, iba yo enseñándole a ella, y fue una bonita experiencia. Era una chica joven y muy amable que hasta me pidió ayuda, ya que nada más presentarme me ofrecí a tomar las constantes, y ella respondió: "sí, mejor, que tú controlas más que yo". Lo creáis o no, me hizo sentir importante. Ya le estoy cogiendo el gustillo a este trabajo, de verdad. 

Al acabar de hacer y pasar al ordenador las constantes, nos dispusimos a preparar la medicación (todo lo hice yo sola prácticamente) y después del descanso fuimos a repartirla. Hasta aquí todo bien. Terminamos y fue entonces cuando tocó hacer curas. Quien dice curas dice verdaderas cirugías porque lo que vi no era normal. Chicos y chicas, si no sabéis lo que es una úlcera, os lo explicaré. Se trata de una lesión en la piel que en profundidad alcanza la submucosa y es causada por permanecer en una misma posición durante demasiado tiempo (una cama, una silla de ruedas...). No vi la submucosa, vi más. Mucho más. La pobre señora tenía allí, en el sacro, un universo aparte, os lo juro. La impresión que me dio ver aquello no se puede comparar con nada que haya visto hasta ahora. Era como un agujero negro, enorme y super profundo en una señora que además era muy delgada, lo cual impresionaba más. Después de retirarle las gasas que tenía allí dentro, la limpiamos y pusimos unas gasas nuevas, con unas compresas cubriendolas, y por encima de todo esto, una especie de parche específico ya para esas cosas. Cinco segundos más tarde ocurrió lo inimaginable y gracias al cielo que no lo vi. Yo me disponía a salir de la habitación ya, cuando de repente las auxiliares (que estaban sujetando a la señora de la úlcera) pegaron un grito e inmediatamente se escuchó: "lo que faltaba...", mientras veían para su trasero al descubierto. Sí, la señora se hizo de vientre antes de que les diera tiempo a cambiarle tan siquiera el pañal. Me fui de allí lo más rápido posible para que no me vieran reír, que yo no quería, os lo prometo, pero son de esas situaciones en la vida que no te esperas vivir y cuando llegan... llegaron, y tu comportamiento es el primero que te salga. Pero tranquilos, el karma me la devolvió. Más tarde cuando simplemente iba a ponerle las gafas nasales a una señora, la cama se bajó del todo sola, todos los de esa habitación pensamos que se había roto. Yo, asustada, sin saber qué hacer, si sujetar la cama o a la señora que estaba a punto de un ataque de nervios gritando en la cama que no quería caerse. Entonces decidí salir y a la primera persona que me encontré, la cogí, le comenté la situación y vino rápidamente a ayudarme. No chicos, no se había roto. Lo único que hizo esa persona fue coger el mando de la cama, darle al botón de subir la cama y ella sola subió. Yo me seguí preguntando el resto de mañana qué era lo que había pasado ahí. 

Como ya os comenté antes, la enfermera que me había tocado era nueva en aquel hospital, entonces me mandaba hacer todo a mí sola. Hasta que llegó un momento en el que me mandó hacer un electro. Yo toda feliz, salí del control y a los 5 segundos volví al darme cuenta que ni sabía donde estaba el aparatejo. Me encontré entonces con la chica de tercero de prácticas y le pregunté si me acompañaba (menos mal que dijo que sí). Fuimos las dos a por él y una vez llegamos a la habitación del paciente le fui colocando las pegatinas para luego conectar los electrodos. Tras varias tiras de papel, nos decidimos por los que mejor estaban (o al menos los que para nosotras mejor estaban) y se los dimos a la enfermera, la cual tras dar el visto bueno, me mandó llevárselo al despacho de los médicos. Ojo, que ese despacho es como un camaleón: se oculta con las paredes, lo único que lo distingue es el pomo. Fue gracioso la primera vez que me mandaron ir, porque me dijeron que era al fondo y a la izquierda, y yo al llegar al fondo, sin darme cuenta del pomo, no vi nada, y a la derecha solo había la habitación de un paciente. Entonces volví a girarme hasta que encontré el pomo y pensé: "pues será esto...". Los familiares que allí se encontraban a saber qué pensaron de mí, pero bueno, son cosas que pasan y hay que perder la vergüenza a quedar mal y sobre todo que te dé igual lo que piensen de ti. 





Espero que os vayan gustado estas anécdotas (y las anteriores y las que prosiguen), tanto mías como las de mis compañeros, serán buenos recuerdos dentro de unos años. 








"Esto deberíamos contestar los de prácticas, aunque un pequeño incentivo tampoco venía mal, aunque fueran gominolas".

Coser y cantar

Es el momento de darle protagonismo a las suturas o, en general, a la unión de heridas quirúrgicas.


Esta unión se puede realizar mediante diferentes objetos (o sustancias si hablamos de pegamento o adhesivos tisulares), como pueden ser el hilo (los míticos puntos), las grapas o las tiras de aproximación. Todas ellas tienen sus ventajas y sus inconvenientes.

  • Puntos: Es la unión que más tensión logra soportar, proporcionando a su vez un buen cierre. En cuanto a sus desventajas encontramos algunas como que debemos retirarlos si no se trata de hilo reabsorbible, que son dolorosos debido a que es necesario atravesar la piel, lleva su tiempo colocarlos correctamente, etc.
  • Grapas: Su mayor ventaja es que su colocación es mucho más rápida que la de los puntos de sutura, pero no consiguen un cierre tan bueno de la herida como estos y también tendremos que extraerlas.
  • Tiras de aproximación: Se colocan rápidamente y no tenemos que dañar más la piel del paciente, pero no aguantan mucha tensión y tampoco deben humedecerse.
  • Pegamento: Al igual que las tiras de aproximación, no daña más la piel y es rápido, sin embargo soporta menos tensión y no puede ser utilizado en heridas profundas.
También resulta práctico saber y conocer las líneas de Langer a la hora de realizar y a la de sanar una incisión en la piel, y para empezar, debemos saber que son unas líneas formadas en nuestro cuerpo en las zonas en las que la piel es menos elástica. Hasta este punto os parecerá algo a lo que no dar mucha importancia, pero cambiaréis de opinión al saber que cura antes y con menos cicatriz una incisión en el sentido de estas líneas que una hecha en perpendicular.
Por el contrario, para que las suturas tengan que soportar menos tensión, siendo así más eficaces (cicatrica antes y mejor la incisión) se deben colocar los puntos, grapas o tiras adhesivas en perpendicular a estas líneas. Esto resulta un tanto obvio al darnos cuenta que si la incisión debe estar en un sentido, los objetos que intentan unirla deben estar en perpendicular.

Un poquito de neuro...

Lo bueno (y también malo) de estar en planta es que puedes ver la evolución de los pacientes. Algunos mejoran, y otros empeoran. A nivel de enfermería no podemos hacer demasiado con respecto a esto, por lo menos en mi planta, en la que se trata de problemas cerebrales y por ello, generalmente muy complejos.

En realidad, muchas veces ni siquiera tengo claro cual es el motivo por el cual están allí esas personas. Sé que tengo que hacerles las curas de la herida quirúrgica de la cabeza, pero no sé por qué la tienen, o entro en la habitación de una persona aislada a medirle la tensión con todas las precauciones pertinentes, pero no sé de qué bichito me estoy protegiendo. Así que hoy, en un momento libre me he puesto a investigar un poco los motivos de ingreso de algunos de los pacientes. He recopilado las siguientes enfermedades, que voy a tratar de explicar un poco:

  • Aneurisma cerebral: una aneurisma es un abombamiento anormal que ocurre en un vaso sanguíneo, en este caso, del cerebro. Es decir, se forma como una globa en el vaso porque se trata de una zona débil que, con la presión de la sangre, es empujada hacia afuera. Es peligrosa porque puede llegar a estirarse tanto que se rompe, llevando a una hemorragia cerebral mortal.


Se puede reparar con una embolización endovascular,


O con la colocación de un stent graft.


  • Hemorragia intraparenquimatosa (intracerebral): Cuando ocurre una hemorragia en algún vaso del interior del cerebro. La sangre se acumula en el cerebro propiamente dicho causando hipertensión intracraneal. Es una causa importante de accidente cerebrovascular. La hipertensión y el trauma causan la mayoría de estas hemorragias, o como hemos visto antes, la rotura de las aneurismas.
  • Hemorragia subaracnoidea: En este caso, la hemorragia ocurre en el espacio subaracnoideo y la sangre se acumula aquí, donde normalmente encontramos líquido cefalorraquídeo. Puede ser causada por una aneurisma, por un ictus hemorrágico...

  • Tumor paracerebral: como sabréis un tumor es una proliferación anormal de células que pueden atacar a las células sanas del cerebro. Los tumores pueden ser malignos o benignos. En el cerebro, un tumor maligno recibe el nombre de cáncer cerebral, crece rápido y a menudo invade las áreas sanas del cerebro. Los benignos no tienen células cancerosas y crecer de manera lenta. 
También pueden ser primarios, cuando se originan en el cerebro, o metastásicos, cuando las células cancerosas provienen de otra zona del cuerpo, por ello estos acostumbran a ser sólo malignos. Se puede operar con cirugía, que si no es una intervención demasiado peligrosa suele ser la primera opción, quimioterapia o radioterapia.
  • LOE cerebral (Lesión Ocupante de Espacio): se utiliza este término general para las lesiones intracraneales de las cuales no se conoce aún el diagnóstico. Son masas anormales en el cerebro para las cuales necesitamos una serie de pruebas para averiguar su naturaleza. Puede tratarse de hemorragias, tumores...
Y hasta aquí lo que me dio tiempo a leer. Iré escribiendo más a medida que descubra nuevas enfermedades. 


martes, 1 de diciembre de 2015

My heart will go on

No, no hemos visto Titanic en el turno de hoy ni se ha hundido ningún barco (ni ningún paciente).
Hoy voy a hablaros sobre el electrocardiograma.


En general el trabajo diario en una unidad de cuidados paliativos no es precisamente sorprendente, todo va según un horario y por lo general no se hace nada fuera de lo normal.
Pero de vez en cuando, por capricho del azar (y de un médico) se tienen que hacer determinadas pruebas, con nombres cada cual más apasionante que el anterior. Luego la pasión se pierde por el camino, pero es que esto no son urgencias...

Hoy pude presenciar la realización de un electrocardiograma.
Un electrocardiograma es un examen que lleva a cabo una representación gráfica de la actividad eléctrica del corazón.
En el hospital por lo general hay muchos pacientes que ya se encuentran monitorizados y por tanto no se les realiza este examen.

Está fibrilando. Se nos va. Piiiiiiiiii...


Es bastante interesante, sobre todo si pasa algo, que empiece a pitar y haya acción en la habitación.
Por supuesto esto solo pasa en las series y no en la realidad, y si pasa no será en paliativos, y mucho menos aún en tu turno.

Para llevar a cabo la prueba hay que conectar los electrodos a determinados puntos del cuerpo.
En un ECG normal hay 10 electrodos colocados en distintas partes del cuerpo:


  • Electrodos periféricos:
Son cuatro y se colocan en las extremidades, evitando prominencias óseas en su parte más distal.



  • Electrodos precordiales:
Los colores SI importan.
Son seis y se colocan en torno al corazón en unos lugares específicos:
V1: 4º espacio intercostal a la derecha del esternón.
V2: a la izquierda del esternón a la misma altura que V1.
V3: entre V2 y V4.
V4: en el 5º espacio intercostal izquierdo bajo la mama-línea medio clavicular.
V5: entre V4 y V6.
V6: en el 5º espacio intercostal izquierdo en la línea medio axilar.



Lo primero que hay que hacer después de colocar los electrodos es ver que todos funcionan correctamente. Entonces se le dará al botón que haga la impresión de la gráfica.
Según mi corta experiencia es justo al presionar el botón cuando todos o casi todos los electrodos fallan simultáneamente.
Como resultado se obtiene una gráfica más o menos similar a la de la imagen, junto con 17 intentos fallidos que pasan a ser reciclados o reutilizados en cualquier función imaginable.

Una de las primeras cosas que hay que hacer nada más obtener la gráfica (además de revisar que todos los electrodos funcionaron bien) es buscar la onda P.
La onda P es la señal que corresponde a la despolarización auricular, y su ausencia puede ser indicativo de una fibrilación auricular, que sí, es bastante grave. También puede ser que el electrocardiógrafo te esté vacilando, que se dan casos.

Tras esto, te llevas la gráfica, pero dejas colocados los electrodos, porque parece ser (cosa rara) que en varias ocasiones es necesario repetir el examen, porque la gráfica o la máquina están mal. O ambas. Y se dejan los electrodos conectados para no hacerle al paciente un doble afeitado innecesario en el pecho que, todo hay que decirlo, a más de uno no le vendría mal.

Fuentes: