sábado, 26 de diciembre de 2015

Final de paliativos

Y al final pasaron las 5 semanas.
Cuanto tiempo, cuantas horas, cuantas mañanas deseando que llegase este momento.
Al final terminamos el mes y medio de prácticas, y con él ya damos por listo el primer semestre, a la espera, claro, de los exámenes.
Pero realmente han sido unas semanas duras.

Es el primer contacto que tenemos en nuestra vida con el mundo laboral (al menos para mí), y entramos de lleno en un horario de funcionarios, que te descoloca, por no decir que te amarga la vida.
La primera semana te la tomas de prueba, a ver como te sienta eso de entrar a las 8 y salir a las 3.
Y es malo.
No hay anuncios de gente feliz desayunando a oscuras ni películas con gente disfrutando de un buen zumo a la luz de la luna. Porque antes de que salga el sol la felicidad no existe.
Sé que he repetido en numerosas ocasiones lo horrible que es madrugar, pero no os podéis hacer una idea si no os tenéis que levantar antes de las 7 de la mañana. Toda tu vida se ve alterada, desestructurada. Al principio crees que podrás sobrellevarlo, pero cada vez que suena el despertador te quita las ganas de vivir. Probablemente si la gente guardase cuchillos en la mesa de noche el índice de suicidios aumentaría drásticamente.

Lo peor de todo es que se convierte en el centro absoluto de tu vida. Es lo único en lo que puedes pensar. Llegas a mediodía a tú casa y al terminar de comer ya piensas en hacer todo lo que tengas que hacer rápido para luego irte a dormir y que puedas disfrutar de que el despertador te marque más de 6 horas de sueño. Claro que para las personas que en su rutina diaria no llegan a casa hasta las 23.30 lo de intentar acostarse pronto es misión imposible.

Por muy maravilloso, gratificante y divertido que sea lo que hagas en el trabajo (que no lo es tanto), el tener que madrugar le quita todo el esplendor. En el momento en el que el los rayos de sol dejan de entrar por tu ventana se apodera de ti un mal humor inusual, y cualquier ser vivo que se te acerque corre el riesgo de ser espantado a gritos.
A pesar de todo, del sueño, el cansancio, todo el pesimismo (que ha sido mucho) y esos ataques de estrés (que también han sido muchos) en los que solo querías dejarlo todo y volver a la comodidad de tu hogar, ha sido una buena experiencia. Por mucho que cueste hacerse a toda esa rutina es algo que hay que hacer en la vida, porque por desgracia no nos ha tocado la lotería. Y hay que llevarlo bien. En el trabajo vas a conocer a gente, unos mejores, otros peores, pero que por lo general te ayudarán a sobrellevar tu día a día. Y al final acabarás pasando momentos divertidos, ganando experiencia y viviendo muchas, muchas anécdotas que contar.

Antes de empezar a trabajar en paliativos me parecía que difícilmente podría haberme tocado una unidad más complicada. No tanto por el trabajo, si no por lo que supone una unidad de cuidados paliativos. Para que os hagáis una idea estos son los pacientes que han salido de la unidad desde que yo empecé las prácticas:


Con esto quiero mostrar el por qué de mi alegría cuando mandábamos a alguien de alta para su casa. Al principio se hace difícil el estar rodeado de este ambiente, en el que tus pacientes mueren sin que puedas hacer nada por evitarlo, pero es algo con lo que aprendes a vivir.
Tras 5 semanas, conseguí evitar que paliativos se apoderase de mí y yo mismo me apoderé de paliativos. Ahora toca disfrutar de un más que merecido descanso, y quién sabe dónde iremos a parar en las próximas prácticas. Solo espero poder pasarlo igual de bien y tener (bastante) menos sueño.
Hasta entonces, ha sido un placer (sobre todo acabar, para que mentir).

jueves, 24 de diciembre de 2015

Hepatíticos

Una de las enfermedades más importantes y con más repercusión tanto en pacientes como en personal sanitario en la unidad de cuidados paliativos es la hepatitis.
La hepatitis es la inflamación anormal del hígado.
Puede ocurrir por diversas causas: medicamentos, sustancias tóxicas, reacciones auto inmunes... aunque cuando hablamos de hepatitis generalmente hablamos de la que está causas por virus.
La hepatitis causada por virus se divide en distintos tipos según el virus que la causa.



    Nos pilla un poco lejos.
  • Hepatitis A: es de transmisión fecal-oral o por ingesta de alimentos contaminados, por eso predomina en países poco desarrollados. En niños puede llegar a cursar sin síntomas, aunque en los adultos provoca anorexia, nauseas, vómitos, fiebre, dolor de cabeza, ictericia... Termina por curarse en la mayor parte de los casos, aunque en un 0.1% es fulminante.

Esto no tiene buena pinta.
  • Hepatitis B: se transmite por vía parenteral y sexual. y tiene una alta prevalencia en Asia y África. Además de los síntomas anteriores se puede presentar afectación neuronal, renal, reumatológica, hematológica o cutánea. En muy pocos casos llega a cronificar y suele curarse después de un tiempo.

  • Hepatitis D: transmisión parenteral y sexual. Necesita la presencia del virus de la hepatitis B para infectar, así que se trata de la misma forma y produce el mismo efecto.

  • Hepatitis C: es de transmisión parenteral, con casos excepcionales de transmisión sexual, y se vuelve crónica en el 80% de los casos. Suele ser asintomática, aunque pueden darse los síntomas generales de la hepatitis. Se puede curar con tratamiento que se ajuste las características del virus.

  • Hepatitis E: de transmisión enteral, con los síntomas generales, siendo especialmente notable la ictericia. Se cura, aunque puede volverse crónica en pacientes inmunodeprimidos y es fulminante en un 2% de los casos.

Por desgracia solo existen vacunas contra las hepatitis A y B (os lo digo yo que he sufrido como me las ponían) así que no hay medidas médicas de prevención para las otras. Evitar las vías de contagio es lo más eficaz, y sobre todo, fundamental, nunca jamás pincharse con una aguja.


Fuentes:
https://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/001154.htm
https://es.wikipedia.org/wiki/Hepatitis

martes, 22 de diciembre de 2015

El gordo

22 de diciembre.
Muchas cosas pasan el 22 de diciembre.
Para nosotros, era nuestro último día de prácticas. El último día de las primeras prácticas de nuestra vida.
Había sido un mes y medio complicado, con muchas idas y venidas, muchos subidones y muchos (muchísimos) bajones.
Así que siendo este nuestro último día esperábamos que el único gordo que nos tocase fuese uno que pudiese mandarnos a unas buenas vacaciones de "invierano" a Australia.
Cuan equivocados estábamos...

Llegamos al hospital dispuestos a tener un día relajado, de despedida, divertido... Nada más lejos de la realidad. Al pasar los controles a primera hora de la mañana te encuentras con pacientes con fiebre, nada fuera de lo normal, así que a un paciente se le medica para que le baje la fiebre. 15 minutos después ya no había paciente.

¿Muerto? Pero... ¿qué?
Tras más de un mes consiguiendo que todos mis pacientes sobreviviesen a mi turno el último día se me muere uno. Es un palo importante, sobre todo para la familia que ni siquiera se había enterado (en algunos pacientes la diferencia es prácticamente nula).
Así que toca, primero, comerse el marrón de ir a la habitación a hablar con los familiares y segundo, desmantelar al paciente (que técnicamente ya es un cadáver) y toda la habitación. Muy turbio todo.

Luego te olvidas del tema y sigues con lo tuyo, que lo que sobra son cosas que hacer.

A media mañana por fin puedes disfrutar de tu descanso, pero recuerdas que los resultados de las analíticas te esperan en preventiva así que vas. Todo esto, claro, sin haber tenido un triste minuto libre para comerte una galleta o algo, así que sigues en ayunas.


Al llegar a preventiva (sin cita, como debe ser) nos dicen que esperemos un "minutito" que en seguida nos atienden. Sí, un minutito. Pero en unidades del sistema internacional no, ese minutito venía en unidades de publicidad de Antena 3.

Una hora y media allí esperando nos tuvieron los muy desalmados. Y nosotros que estábamos en un supuesto descanso de 30 minutos. El último día y escaqueando más que en todo el mes.
Para cuando se dignan a hacernos caso resulta que lo que creíamos que era ir a ver unos simples resultados se convirtió también en lo que podríamos llamar "excursión a (des)preventiva 2.0". 
Primero vimos los resultados. Nunca, repito, nunca jamás, tendrás tanto miedo de un positivo o un negativo y lo que puedan significar. En cuanto aparece tu historia en la pantalla buscas desesperado los resultados. Rubeola... me da igual. Sarampión... ya lo pasé. VHC, VIH... todas las V... bueno, parece que salimos vivos de las primeras prácticas.
Pero, sorpresa, el tener que memorizar tanta información en los últimos años ha hecho que te olvides de tu inmunidad a las hepatitis. Bueno a lo mejor no es por eso, pero el caso es que tienes que volver a vacunarte. Y vas a empezar hoy, para qué esperar.
Cuando te ponen una vacuna no te duele la aguja, eso casi no lo sientes. Lo que te duele es la vacuna mientras va pasando. Sobre todo si te la pasan rápido (incluyo aquí mi agradecimiento especial). Así que ahí estás tú en tu último día sufriendo el dolor, viviendo esa típica escena:

La imagen es cruel, lo sé.



- Aguanta, vamos, no me dejes!

- Y pensar que solo me quedaba un día para retirarme...





Al terminar volvemos a la unidad con dos horas de retraso y un dolor en el deltoides importante. No hace falta decir que nuestra ausencia se ha sentido y nos la echan en cara. Justo el último día. Para que se acuerden de nuestra vagancia al poner las notas (lo nuestro es mala suerte).
Para cuando llegamos ya ha salido el gordo. Y le ha tocado enterito a un pobre paciente que va a terminar la mañana atacado por todas partes, Análisis, dos tomas de hemocultivos, muestras de mucosas en orificios que prefiero no nombrar y gasometrías. Además tiene fiebre. Está claro que cuando viene lo malo, viene todo junto. Tras dejarlo vacío de sangre damos por terminada la mañana.

Toca despedirse, después de más de un mes allí. En el fondo es más bien un hasta luego, teniendo en cuenta que ellas van yendo para dónde les lleve la vida y no me extrañaría que volviésemos a coincidir en otra unidad. Hasta entonces, ha sido un placer, aunque no pienso volver a pisar un hospital hasta el semestre que viene así me desangre en la calle.

Un voto de confianza

Y mi última entrada (sí, última, que todo lo bueno se acaba, y en este caso no iba a ser menos) va dedicada a esas enfermeras que nos aguantan, que nos enseñan y a las que a veces hacemos perder un tiempo muy valioso.

Es verdad que todos somos diferentes, así que no habrá dos enfermeras iguales; y que todo el mundo tiene un mal día, pero lo que me gustaría decir y de lo que me di cuenta en mi experiencia hospitalaria es que tu actitud ante las prácticas, y el futuro mundo profesional que conlleva, depende mucho de tu enfermera responsable.

Estamos en prácticas, lo que significa que no somos unos expertos en la materia, por lo que habrá muchas cosas, por no decir prácticamente todas (que por lo menos un termómetro sabemos poner) que no sepamos hacer. Aún hay algo peor que eso, que no es peor, pero sí más difícil de entender para algunas enfermeras, no nos saldrá perfecto ni a la primera, ni a la segunda, ni incluso en la tercera, aunque el refrán nos intente engañar diciendo que "a la tercera va la vencida".

Esta profesión se aprende sobre todo practicando, porque no sirve de nada saber que la insulina es secretada por las células beta de los islotes de Langerhans del páncreas, si luego nunca tuviste delante un bolígrafo de insulina y no sabes ni dónde ni cómo utilizarlo. Es verdad que hay teoría y conceptos que saber y tener muy en cuenta también, eso es innegable, pero el mayor peso de la enfermería recae en la práctica.

Así que lo que quiero pedir, es un poco de consideración, que vosotras ya pasasteis por nuestro lugar y sabéis lo que es (aunque a algunas no os acuerde, o no os quiera acordar).

También es verdad que la mayoría son encantadoras, amables y atentas, y que yo siempre tuve enfermeras de esas. Que es muy raro encontrarse a disgusto, pero ese "raro" puede tocarle a alguien el primer día y desanimarlo por completo.

Y bueno, como no es un testamento (aunque lo parezca), tengo que ir acabando, así que, futuras enfermeras, aprovechad las prácticas todo lo que podáis, porque cuando se terminan se echan de menos y te arrepientes de no preguntar algo o no pedir hacer eso otro que hacía la enfermera (porque muchas veces se trata más de preguntar si puedes, que de esperar a que te dejen). La parte buena es que al fin podremos dormir sin tener que madrugar.


Un placer escribir experiencias, anécdotas y alguna que otra cosa más de información.

Una patología frecuente pero desconocida: Crohn

En esta entrada quisiera aclarar un poco lo que es la enfermedad de Crohn, ya que es muy habitual que las personas que la padecen y vienen a la consulta se quejen de su poco conocimiento y de que la gente ponga esta cara cuando alguien habla de ella.


A pesar de este desconocimiento, es una enfermedad frecuente y que suele afectar predominantemente a personas jóvenes que están en épocas de la vida de plena actividad laboral, estudiantil, etc. Debemos destacar el hecho de que es una enfermedad crónica, por lo que una vez que aparece, la persona tiene que aprender a vivir con ella durante toda la vida, cosa que no es nada sencillo al principio. La aparición de esta patología no se puede determinar con exactitud, debido a que el origen de la misma es desconocido, aunque sí existen una serie de factores de riesgo, como puede ser el tabaco (que también empeora la evolución de la enfermedad).

Se caracteriza por causar inflamación en el sistema digestivo (desde la boca hasta el ano, aunque lo más común es la afectación entre el final del intestino delgado y el principio del intestino grueso), y los síntomas que pueden manifestarse son dolor abdominal, sangre en las deposiciones, diarrea, cansancio, pérdida de peso, entre otros. A pesar de ser crónica y tener todas estas afectaciones, la enfermedad de Crohn presenta brotes y períodos con ausencia de síntomas, cuya duración es variable según la genética, la dieta y, en general, el estilo de vida de quien la padece (a veces son inevitables aunque te cuides lo mejor posible). El tratamiento intenta controlar todos estos síntomas, permitiendo una mejoría en la calidad de vida.


Después de todo esto, espero haber conseguido que entendieseis un poco mejor lo que significa padecer esta patología, y comprender más también a las personas que luchan día a día para vivir con ella y piden un poco de solidarización y solidarización con sus problemas.

lunes, 21 de diciembre de 2015

De aguja a aguja

En nuestro día a día en el hospital hacemos muchas cosas (quizá demasiadas), aunque lo más común y en lo primero que la gente piensa cuando hablamos de hacer prácticas en el hospital es en pinchar.
Pinchamos.
Pinchamos mucho.
Pinchamos de todo en todo lo que se mueva. A pacientes. Entre nosotros. A nosotros mismos...



Cuando vemos algo punzante solo pensamos en pincharlo en algún incauto.
La satisfacción que nos produce pinchar a pacientes es tal que a veces hasta les pinchamos varias veces, solo por disfrutar del subidón del pinchazo.
Y si además el paciente muestra signos de dolor se nos sube la adrenalina y removemos la aguja, que eso ya es lo máximo.
Bueno, a lo mejor estoy exagerando.

El caso es que las agujas forman parte del día a día del hospital, o al menos en la unidad de cuidados paliativos, que te pasas las horas pinchando, cambiando vías y volviendo a pinchar (no siempre intencionadamente...).

Pero uno de los pinchazos menos comunes y que a mí me produce más satisfacción (soy así de raro) es la paracentesis.

La paracentesis es una técnica de punción percutánea que se realiza en el abdomen y que tiene como objetivo la evacuación de líquido que se encuentra en la cavidad peritoneal. Puede ser diagnóstica si se busca analizar el líquido o evacuadora si la finalidad es vaciar el contenido para comodidad del paciente.
La paracentesis evacuadora se lleva a cabo en pacientes que tienen ascitis, como ocurre con la que realizamos en la unidad.

La ascitis es la acumulación de líquido en el espacio que existe entre los órganos de la cavidad abdominal y el revestimiento de la propia cavidad. Está causada por la presencia de hipertensión en los vasos sanguíneos hepáticos y por falta de la proteína albúmina, y suelen tener su origen en enfermedades hepáticas o en el consumo reiterado y en gran cantidad de alcohol.


Así, cada cierto tiempo se lleva a cabo la paracentesis en estos pacientes para mejorar su confort.



Con el paciente tumbado hacia arriba se marca la zona de punción y se pincha con una aguja de punción subcutánea. Puede darse el caso de que se anestesie para que no duela, pero ocurre que en muchos casos la propia anestesia duele más que el pinchazo en sí.

La aguja se posiciona perpendicular a la pared abdominal y se punciona la cavidad. Tras comprobar que efectivamente sale líquido ascítico se fija la aguja y se conecta a un tubo que termina en una bolsa dónde se irá recolectando el líquido.

Lo mejor es ver como se va vaciando la cavidad a medida que el líquido va pasando a la bolsa. Tienes esa misma sensación que tienen las madres cuando dejan todo limpio o la sensación que tienes tú cuando lavas todos los platos que tenías acumulados de la semana. Aquí es lo mismo.

Fuentes:

A typical day in...digestivo

Ya se comentaba días atrás en este blog, pero debo reafirmarlo, los lunes no están hechos para coger vías.

Un lunes las venas se esconden, menguan y se hacen imposibles de pinchar, eso o que todas las personas con malas venas se ponen de acuerdo para hacerte aún más complicado el primer día de semana. Aunque también cabe la posibilidad de que tú no tienes las ganas necesarias ni la fuerza de voluntad propia de los viernes, que también se deben controlar, porque con esas atraviesas vena, hueso y el brazo entero si no te das cuenta.

Tu cara de lunes por la mañana

Aparte de las vías también está el tema de la llegada de medicación, que tarda mucho más de lo normal. Hay que reconocer que a veces lo agradeces, ya que tienes tiempo más que de sobra para acomodar a todas las personas, pesarlas, mirar la tensión, la frecuencia cardíaca, la temperatura, poner las vías y empezar con la premedicación. Pero normalmente eso no lo piensas, porque lo que te interesa es salir a una hora razonable y poder comer a la hora de las personas normales, y no hacer una mezcla de horarios que no sabes si comes, meriendas o incluso si desayunas. Luego dicen que se deben realizar 5 comidas diarias, algo imposible en la vida enfermera.

Una vez terminados todas las medicaciones, hay un parón grande, en el que tranquilamente pueden llegar 50, como no venir nadie. Hoy fue de los segundos, por lo que aprovechamos para ir a la lavandería a cambiar un uniforme, aunque solo fuese por salir de allí y hacer algo. Resulta que la lavandería, está en el piso -5, lo que significa que si vas por un ascensor normal de los de la entrada solo llegas al -2, y si vas por los de ir a planta, solamente al -4, así que la ubicación de la lavandería es un misterio.


Entonces acompañas a la enfermera, y te lleva por atajos y lugares por los que tú nuca irías, más que nada porque tienen un cartel de "personal autorizado" en la puerta, pero claro, tú ya eres personal autorizado aunque solamente sean 5 semanas de autorización y de prácticas. El camino finaliza delante de un ascensor apartado de cualquier lado, ese que parece el típico ascensor de las películas de miedo pero que, sin embargo, llega a las -5, y no tienes otra opción. En la -5 la sensación de película de terror no decae: paredes de cemento, frío típico de la Antártida y tuberías al descubierto por todos lados. Por suerte sales de allí sin más problema que el del límite de una hipotermia, problema que se resuelve rápidamente al llegar a la consulta, cuyas temperaturas pueden llegar al modo de sabana Africana.

domingo, 20 de diciembre de 2015

Diferentes tipos de venas

Como digestivo va de coger vías, lo importante es saber encontrar la vena, y pincharla bien, para ello lo primero es diferenciarla, y en esta entrada os relataré un poco los diferentes tipos de venas que existen.

En primer lugar están las venas de la gente del gimnasio, esas de las que te enamoras en cuanto las ves porque sabes que acertarás a la primera.


Una variante son las venas por falta de masa muscular, las cuales también ves, aunque aquí lo que te preocupa es no romperle el brazo a la persona mientras le pones la vía.

También están las "venas varilla", que son las finitas que casi ni ves, y rezas para que sobresalgan al poner el compresor.


También tenemos las invisibles, que son las que sientes, y sabes que están ahí porque la notas, pero que es experta jugando al escondite, ya que ni con el compresor sobresale para que la veas. Este tipo de venas se siente con la práctica.


Otras son las "venas bailarinas o bailonas" esas que bailan más que yo saliendo un sábado y que al intentar clavarles la aguja, se ponen a bailar bachata y se desvían. Un consejo, cuando sientas unas así, avisa a la enfermera experta.


Y si en el brazo no encuentras ninguna, siempre nos quedará el dorso de la mano, aunque esas venas serán un poco más dolorosas.

Último cambio (por fin)

Llega el momento de otro cambio, algo a lo que aún no te acostumbras del todo. Estás una semana en cada cosa (o 2 en algún caso), tiempo suficiente para aprender dónde están situadas las cosas, saber lo qué se hace allí e intentar hacerlo (todo lo que sea posible). Lo que resumiendo es más o menos como, una vez de que sabes como van las cosas y te empiezan a salir, te cambian, y te sientes como si acabaras de estamparte contra una pared.



Así que esta vez me tocaba ir a digestivo, algo de lo que no tienes ni una idea de como va ni de lo que se hará allí. Piensas que es donde dan de comer a la gente, porque con ese nombre, poco más puedes imaginar, pero no, se trata sin embrago de poner tratamientos intravenosos. Normalmente hay gente con la enfermedad de Crohn o con colitis, aunque también se pone hierro o corticoides intravenosos.

Lo bueno de esta semana es que a las enfermeras más o menos ya las conocía, ya que ostomías y digestivo están prácticamente al lado, por lo que esta primera impresión ya estaba superada. Para que me entendáis, esto normalmente supone más tiempo para coger confianza, que termina en tardar un poco más en empezar a hacer cosas tú sola.

A pesar de ir a gusto antes de saber lo que hay en digestivo y de saber también que es tu último cambio, eso de madrugar sigue siendo el mayor esfuerzo de tu vida. Dicen que hay dos clases de personas, y yo soy de los del B, aunque en vez de 5, ya voy por 10 alarmas para no quedarme dormida mientras suena alguna.


Y aunque me gusten las prácticas y sean algo que recordaré siempre con una sonrisa, de vez en cuando no está de más un largo descanso, como lo serán estas Navidades que ya están a la vuelta de la esquina.

Go preventive

Mira que nos avisaron, que es muy fácil pincharse con una aguja... Que vosotros pensaréis: "hay que ser tonto para pincharse". Pues en parte sí y en parte no. Que la enfermería es un trabajo arriesgado, sobre todo si hay objetos punzantes tan próximos a nosotros, tanto a veces que buscan nuestra carne, nuestras venas. Que tú solo quieres pinchar a los demás, pero las agujas parece que realmente solo quieren pincharte a ti. 
Ese día ocurrió eso, no a mi, por suerte, sino a una compañera de prácticas. Nada más enterarnos nos fuimos directas al clínico  (también nos sirvió de excusa para irnos una hora antes). Una vez llegamos al otro hospital, ya que allí se encuentra preventiva, y tras realizar todo el papeleo y hablar con el enfermero y la doctora al cargo, le mandaron hacer una analítica. Muy bien, todo perfecto. El caso fue que se pinchó al retirar una aguja de un boli de insulina. Lo que hizo mi compañera fue apretar el dedo para que sangrase todo lo que tenia que sangrar y lavarse muy bien con agua y jabon y desinfectarlo. Por último, protegerlo bien. Al parecer la señora a la que se le había inyectado la insulina no padecía nada grave, estaba allí recuperándose de una operación simplemente. 

Bueno, pues cuando entramos en la sala de enfermería, me empieza a decir el enfermero: "venga, vas a pinchar tú, aquí tienes el alcohol, gasas, ponte unos guantes...". Yo, os lo juro, flipando. Si lo sé no la acompañaba. Aparte que ella misma me dijo previamente que solo tenía dos venas buenas. Por suerte se le notaba bien y el pinchazo fue acertado. 

A partir de ese día tanto yo como ella tenemos el máximo cuidado cuando retiramos las agujas de insulina, que parece que no, pero es más fácil de lo que todos os pensáis, de verdad, y os puede arruinar la vida. Tanto si alguno va a estudiar enfermería o si se os da por ser drogadictos (espero que no) mucho ojo con las agujas, no se comparten ni se reutilizan nunca, y cuando digo nunca, es nunca, y cuanto más lejos de uno, mejor.

Aquí os dejo una imagen de esas agujas, para que os hagáis una idea aquellos que no las conocéis:

Mensaje navideño

Niños y niñas, chicos y chicas, adolescentes maduros e inmaduros, adultos de verdad o aquellos que todavía se creen niños,  señores y señoras hemos llegado al fin de este blog que, como ya comenté anteriormente en otra entrada, se ha convertido en algo más que un trabajo de clase. Como se acaban ya las prácticas el martes, también se acaban las anécdotas, se acaban todos esos buenos momentos que he pasado junto a mis compañeros, junto algunas enfermeras las cuales me han enseñado mucho, junto a esos pacientes/acompañantes que me han robado un pedazo de mi alma.
Llega la Navidad, una época supuestamente feliz, y digo supuestamente porque realmente no vemos lo que pasa en el mundo. Que mientras nosotros cenamos con nuestras familias, otros están durmiendo en la calle, otros trabajando y otros ingresados en el hospital... Así que solo pido que nos acordemos de toda esa gente, aunque sea por un momentito, que hoy a 20 de diciembre está todo el mundo pendiente de quién gobernará España (gobierne quien lo gobierne... esperemos que lo haga bien), pero tampoco voy a meterme en temas de política, porque no es lo que os quería pedir. Solo que os acordéis de esas personas que no tienen tanta suerte de estar en sus casas por cualquier motivo o de esas que ni la tienen. Recordaros que no os agobiéis, que ahora viene la época de exámenes y hay que confiar en que se puede, chicos. Siempre recordaré aquellas clases en las que nos decían que no dijéramos delante de los pacientes que era la primera vez que hacíamos tal cosa... Yo creo que realmente al paciente le da igual. A mí que me dijeran tantas veces eso realmente me sirvió para una cosa: para creérmelo. Yo llegué al hospital pensando que ya había pinchado más veces, que había retirado mil sondas vesicales antes o que ya había realizado gasometrías a 20 personas anteriormente. Que el poder de convicción de "yo sé que puedo con esto" existe y realmente sirve de mucho. 



Y ya para despedirme, mucha suerte a todos, en vuestras carreras, en vuestros trabajos, en todo. Espero de veras que hayáis aprendido algo de lo que realmente es la enfermería y también que hayáis disfrutado de las miles de vivencias que, como podéis comprobar, se pueden llegar a dar en un hospital. 




Un saludo y hasta siempre. 
Firmado: Esther. 

PD: Si en las próximas prácticas ocurren cosas nuevas o anécdotas graciosas que contar, no dudéis que las plasmaré aquí, así que... seguiremos en contacto.

Otras formas de comer

Siempre nos dijeron desde pequeños que hay que comer con cuchillo y tenedor (o en tal caso cuchara) y no con las manos, pero os traigo aquí una nueva forma de alimentación, mucho más fácil y rápida (lo de cómoda ya no puedo decirlo): la sonda nasogástrica.
Como bien os explica el vídeo, el material necesario es: 
- Una sonda
- Lubricante
- Agua
- Jeringa y fonendo
- Guantes y esparadrapo
- Solución fisiológica

Con el paciente erguido, se mide la sonda desde la nariz, pasando por detrás de oreja y hasta el apéndice xifoides. Entonces hacemos una marca ahí. Lubricamos la sonda y empezamos a introducir. Mandamos al paciente que vaya tragando (saliva, agua...) para ayudar el paso de la sonda por el esófago. Una vez llegamos a la marca, colocamos el fonendo en el apéndice xifoides y con la jeringa introducimos aire. Si se escucha como un gorgoteo, es que está bien situada, sino hay que volver a intentar introducir la sonda. En el caso de que ya estuviera ahí, fijamos la sonda y la conectamos al sistema de alimentación.



Hablemos de vacunas

Para terminar hablando de preventiva, me gustaría hablar un poco del tema de las vacunas, así que, por no varíar, la OMS dice que se entiende por vacuna cualquier preparación destinada a generar imunidad contra una enfermedad estimulando la producción de anticuerpos. Lo más habitual es que sean administradas por inyección, (aunque también hay medicamentos orales) y de ellas la administración por vía intramuscular es la más usada.


Se deben tener en cuenta ciertos aspectos por los cuales no se debe poner una vacuna, que son haber sufrido una reacción adversa grave a una dosis previa de la vacuna, o que exista una hipersensibilidad o una reacción alérgica grave a alguno de sus componentes. También existen otras contraindicaciones para la administración de las vacunas, pero de tipo temporal, como son una edad demasiado temprana (que varía según la vacuna), durante el embarazo (contraindicadas las vacunas de virus vivos), si se padece una inmunodeficiencia (son las que contienen gérmenes vivos las que no se deben administrar) y si se padece una enfermedad aguda en el momento de la administración (si hay fiebre se pospone la vacunación).

Existen calendarios de vacunación, que pautan el tipo, las dosis y el tiempo en el que se deben administrar las vacunas. Un ejemplo es el calendario de vacunación infantil de Galicia. En el cual se incluyen la vacuna de la hepatitis B, la hexavalente y pentavalente, la pneumo conjugada, la del meningococo-C, la triple vírica, la de la varicela y la Td, aunque a mayores está la del VPH pero sólo en mujeres.

Finalmente mencionar que hay situaciones especiales en la que se deben poner ciertas vacunas, como lo puede ser realizar un viaje ya sea de ocio o por trabajo. Estas medidas son debidas a que en otros países las enfermedades son más o menos frecuentes, al igual que existen otras diferentes, por lo que las vacunas que se necesitan dependen del destino. Por ejemplo, la vacuna más común en cualquier viaje es la de la fiebre amarilla.


La despedida

Me da mucha pena despedirme de todo. No sólo del hospital, de los pacientes, de las enfermeras (sólo algunas, para qué mentiros), sino también de la rutina a la que me estaba acostumbrando, porque se va creando un ambiente que empieza a formar parte de ti.
Haces parte de ti el terminar rápido de pasar controles y repartir la medicación para pasar visita con los médicos. Haces parte de ti los descansos en los que conocías más a tus compañeras, y ellas a ti, y pasaron de ser conocidas a ser amigas. Haces parte de ti los momentos de la mañana en los que no había nada que hacer y sometías al tercer grado a las enfermeras novatas sobre cómo llegaron hasta allí. Haces parte de ti el conocer los trapos sucios que existen entre enfermeras, supervisora y médicos. Haces parte de ti robar chucherías del armario del control. Haces parte de ti a esa gente, que viene y se va, y a los que se tienen que quedar más tiempo.
Haces parte de ti ser enfermera.

No sé cómo seré de aquí a unos años, no sé si cuando lleve diez o veinte años trabajando seguiré con las mismas ganas que ahora, pero ojalá sea así, porque disfrutar con lo que haces es lo más bonito que existe y ojalá todo el mundo pudiera disfrutar de este privilegio. 

Espero que este blog os haya servido para algo, y si no, que por lo menos os entretuvieseis leyendo nuestras historias. Me alegro de haber compartido con vosotros esta experiencia.

Gracias por todo y feliz navidad!



El arte de las gasometrías

Como he podido comprobar a lo largo de este mes, muchas personas no saben exactamente qué es una gasometría. 

La gasometría sirve para medir la cantidad de oxígeno y dióxido de carbono que hay en la sangre, así como su acidez. 

Para explicaros la técnica os presento este vídeo, en el que se puede ver perfectamente como la sangre parece que asciendo al ritmo de latidos de un corazón:




Solamente hay que encontrar el pulso y pinchar sobre él, con el bisel hacia arriba siempre. Cabe añadir que suele ser una técnica cruenta. 

Últimos días ajetreados (parte 2)

Una de las cosas que más me han gustado de las prácticas es que cada día, a pesar de tener planificado lo que tienes que hacer, siempre ocurre algo inesperado. Nunca un día es igual al anterior. A veces crees que te toca una enfermera y resulta que se cambia el turno con otra, y puede parecer una tontería, pero la enfermera que te toque influye mucho en cómo pasas la mañana, os lo puedo asegurar... Un día pasas los controles sin ninguna incidencia, pero al siguiente han desaparecido los termómetros, el tensiómetro se te queda sin batería y tienes a tres personas aisladas a las que hay que pasar los controles a la antigua usanza, como nos enseñan en clase, midiendo la sistólica y la diastólica con un fonendo...
Tampoco sabes si un paciente va a estar tranquilo o te va a dar un poco la lata, a veces timbran por todo y acabas saturado, pero otras veces no es culpa suya si la vía periférica no va bien o si no consiguen orinar y hay que sondarlos, aunque a algunas enfermeras parece que les molesta. Yo la verdad no entiendo porqué, si es lo más divertido que se hace en toda la mañana, pero bueno, supongo que después de 20 años se divierten más tomando un café.

Sinceramente creo que podría enumerar todas y cada una de las cosas que hago por la mañana y decir que son interesantes. Incluso escribir los comentarios en el GACELA es interesante. Creo que no os he hablado de esto cuando hablé del GACELA: los comentarios se escriben hacia el final de la mañana y se anota cómo ha pasado la mañana cada paciente, en la mayoría no hay incidencias y se escribe más o menos esto: "Afebril, constantes normales, PBA negativa (la PBA es la afección pseudobulbar, que es cuando un paciente rie o llora involuntaria e incontrolablemente; nunca la he visto positiva), neurológicamente igual, se le da la medicación pautada, pasa bien la mañana, paseando". A mayores pueden ocurrir incidencias que también hay que dejar reflejadas aquí: "Baja a realizar un TAC; se le retira sonda vesical, pendiente de orinar; refiere mucho dolor; se le realiza hemocultivo y muestra de orina, pendientes de resultado de laboratorio; etc."
Normalmente los escribimos nosotras mientras ellas nos dictan porque solemos escribir algo más rápido, pero tan ocupada estuve estos últimos días que lo hizo mi enfermera sola mientras yo andaba por ahí dando vueltas.

(Soy fan de este GIF)
En definitiva, un consejo que os puedo dar es que aprovechéis las prácticas al máximo.