Y no, no me refiero a la Navidad, ¡sino a mi primera analítica! Y no es por fardar, pero ha sido todo un éxito. Aunque sí, las Navidades están a la vuelta de la esquina, 3 semanas más de prácticas y se acabó el primer cuatrimestre de Enfermería. Qué rápido pasa el tiempo... y bastaron justo dos semanas para que mis compañeros de prácticas me incitasen a hacer yo la analítica (que también iba siendo hora). Allí fuimos los tres, con la batea y todo el material necesario. Primero nos aseguramos de que la vena realmente era una vena. Bien, primer paso y todo en orden. Segundo paso, quitarle la seguridad a la aguja y pinchar con el bisel hacia arriba. Correcto, casi nada más pinchar ya subió la sangre. Llené el tubo que me pasaron (se llena hasta que cesa el chorro), pedí el siguiente, pero no había más... Solo se necesitaba uno, y aunque suene sádica, quería sacarle más. Supongo que me hacía ilusión al haberme salido bien. Un trabajo tan bien hecho para solo sacar un tubito de sangre...
Nah, estoy bromeando chicos, al señor bien le llegó. Que conste que le pregunté si le dolió y dijo que apenas (aunque con esto de preguntarles el dolor que sintieron con una tarea específica ya deciden ellos si mentirte o decirte la verdad), también porque si reciben un buen trato y les explicas lo que vas haciendo ellos te lo agradecen, y seré una pesada con esto de la amabilidad hasta la última de mis entradas de este blog, porque no es lo mismo cagarla habiendo sido amable, que cagarla habiendo sido una borde. Una vez hecho, se le pone la pegatina de identidad del paciente al tubo y a la hoja de petición de la analítica, se pega el tubo por detrás con esparadrapo y se envía a laboratorio. Y ya está, así fue mi primera analítica (al menos no hubo ningún desmayo ni hemorragia ni el paciente acabó en UCI).
Para continuar el día y ya justo cuando nos íbamos, una auxiliar (muy maja ella también) nos preguntó a los de prácticas si queríamos ir a poner un enema por sonda. ... Fuimos. Era la primera vez que veía uno, así que le dejé los honores de introducírselo a mi compañera, la cual después me lo agradeció (no). Fuimos con la auxiliar a la habitación y nos encontramos ya con la paciente colocada en su posición de asalto, también llamada más técnicamente: "decúbito lateral izquierdo" (imagen inferior).
Al principio hubo trifulca sobre qué sonda utilizar, si la que traía la auxiliar o la que tenía allí la paciente. La paciente quería aquella, y la auxiliar que nada, que se utilizaba la que habíamos llevado nosotras. Tras 3 minutos discutiendo, hicimos lo que quisimos y utilizamos la que había que utilizar que era la nuestra. Pues nada, simplemente es lubricar la sonda e introducirla. No tiene nada de complicado la verdad. Luego coges la botella de plástico con el enema y lo enchufas a la sonda, apretando la botella para que se vaya vaciando. Tarea fácil si la paciente se deja. Ésta dejar se dejó, aunque un poco quejica fue, pero bueno, si contamos quejicas... digamos que "habelos hailos".