miércoles, 2 de diciembre de 2015

"Lo bueno de los años es que curan heridas..."

Ya lo decía Sabina, las heridas con los años sanan, pero si las enfermeras favorecemos el proceso y la limpieza, ya no serán años, sino en menos tiempo y mucho mejor.


Para tratar una herida, supongamos recién hecha, primero debemos centrarnos en parar la hemorragia. A continuación, la lavaremos muy bien con agua, dejando que caiga a chorro para que se lleve así la suciedad y patógenos que pueda haber en ella y finalmente, nos encargaremos de protegerla de infecciones con atisépticos. Ante todo es importante no quitar objetos enclavados en ella en el caso de que los haya, ya que podríamos complicar más las cosas.

Aquí como a todos les gusta mucho eso de clasificar cosas, no iba a ser menos, así que tenemos una clasificación de heridas según la forma y causa y otra según la profundidad.


  • Según la forma y la causa (y esto ya es de libro):
Abrasiones y contusiones: Son erosiones producidas por fricción
Punzantes: Son las heridas causadas por objetos puntiagudos
Cortantes o incisas: Causadas por objetos con el filo regular y afilado
Laceraciones: Producidas por objetos con dientes o bordes irregulares
Contusas: El objeto que las causa es romo (sin punta) o sin filo
Avulsiones: Se caracterizan por el desgarro y la destrucción de tejido
Amputación: Es la pérdida de un fragmento o una extremidad del cuerpo
Mixtas: De este tipo pueden ser punzocortantes o incisocontusas

Algunas de ellas quedan más claras en esta imagen


  • Según la profundidad se clasifican en:
Superficiales: Solo afectan a la piel
Profundas: Atraviesan tejido subcutáneo
Perforantes: Atraviesan el cuerpo
Penetrantes: Llegan al interior de alguna cavidad corporal (boca, abdomen...)